La Fiscalía pide 40 años de prisión para el acusado del doble asesinato de Perlín

La Fiscalía Superior del Principado pide una condena de cuarenta años de prisión para A.A.Á.F., de 72 años, acusado de los asesinatos de Agustín Rubines Arango y de su hijo, Agustín Rubines García. El fiscal encargado del caso considera que los hechos son constitutivos de dos delitos de asesinato con alevosía por los que solicita una pena de veinte años de prisión por cada uno de ellos.

La Fiscalía solicita además que el acusado indemnice a la viuda de Agustín Rubines Arango con 132.095 euros, y al hijo de ésta con 8.806 euros. La vista oral se celebrará ante un Tribunal del Jurado, en la Audiencia Provincial, en una fecha aún por determinar. El acusado permanece internado en el centro penitenciario de Villabona.

Según la calificación del fiscal, el 28 de enero de 2009, el acusado se percató de la presencia en La Retuerta, a un kilómetro y medio de Perlín (Oviedo), donde residía, de Agustín Rubines Arango y de su hijo, Agustín Rubines García, que habían llegado a la localidad con la pretensión de dedicarse a la explotación de una yeguada, lo que molestó al acusado, que consideraba que los animales "se metían de continuo en sus fincas".

Sobre la una y cuarto de la tarde de ese día, el acusado cogió una escopeta de su propiedad y "comenzó a disparar de forma súbita contra las víctimas, con la decidida intención de acabar con sus vidas".

Siempre según el escrito, A.A.Á.F. disparó desde unos 16 metros sobre Agustín Rubines García, y continuó haciéndolo mientras se acercaba a él, hasta dispararle a muy corta distancia. "Todas las heridas que le causó fueron tan importantes que por sí solas hubieran sido mortales de necesidad". Agustín Arango García intentó solicitar ayuda y logró llamar con su móvil al servicio de emergencias 112. El acusado comenzó a disparar también al hijo del primero y acabó con su vida.

De acuerdo al relato de los hechos del Ministerio Fiscal A.A.Á.F. disparó "al menos 16 veces contra sus víctimas y volvió a su vivienda al menos en dos ocasiones a recoger más munición mientras declaraba su intención de matarlas". Una vez cometidos los hechos, el acusado "arrojó la escopeta en su casa y se trasladó a Oviedo, donde -tras consultar con un letrado, y cuando las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ya conocían lo que había sucedido-, se entregó al Cuerpo Nacional de Policía y reconoció que había disparado contra padre e hijo". Alegó, sin embargo, que desconocía cuál había sido el desenlace de su acción.

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