Después de permanecer dos días en su coche aparcado delante de la Fábrica donde trabajó durante 22 años, "sin probar bocado y dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para cobrar", según él mismo indicó al iniciar la huelga.
Manuel Pérez dio por concluida la protesta tras llegar a un acuerdo con los responsables de Stylmalla, que rectificaron su inicial intención de denunciar al trabajador por injurias y calumnias.
Unos minutos antes de dirigirse a casa "a comer con mi familia por primera vez en dos días", Manuel Pérez explicó que el motivo de abandonar la huelga de hambre es que llegó a un acuerdo con la empresa, aunque no quiso entrar en detalles alegando que precisamente "no decir nada forma parte del acuerdo".
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