El Puente de la Avenida de América, en Torrero, se abre mañana al tráfico

El puente sobre el Canal Imperial que comunica la Avenida de América con el Paseo de Cuéllar, una de las principales comunicaciones de Torrero con el centro de la ciudad, se abrirá al tráfico mañana, miércoles 31 de marzo.

Esta infraestructura ha sido sometida a un intenso proceso de remodelación, así como a la ampliación de su calzada y sus aceras, con cargo al Fondo Estatal de Inversión Local (FEIL 2009), financiado por el gobierno de España.

La obra la ha ejecutado la empresa Construcciones LOBE, S.A., y ha contado con un presupuesto de adjudicación de 506.707,82 euros. Esta obra obtuvo una prórroga de 3 meses sobre el plazo inicialmente previsto para su finalización, el 31 de diciembre de 2009, ya que fue necesario realizar las tareas de ampliación de las pilas del puente cuando el Canal Imperial de Aragón estuviera sin agua, para lo que debió esperar al pasado mes de octubre, cuando se produce al vaciado de esta infraestructura hidráulica para realizar las tareas anuales de mantenimiento y limpieza.

Con la apertura a la circulación rodada del Puente de la Avenida de América, Torrero recupera una de sus principales vías de comunicación con el centro de la ciudad, así como la vuelta a sus recorridos habituales de las líneas 31, 33, 34, 39, 42 y Búho N5 de autobuses urbanos.

Un puente singular

La intervención sobre el puente de la Avenida de América ha estado justificada por la necesidad de ampliar la superficie de su calzada y de sus aceras, que eran muy estrechas, al objeto de que tanto el tráfico rodado como el peatonal puedan discurrir por él con comodidad y con la amplitud necesarias.

Además, se ha intervenido en los dos entronques de ambos lados del puentes, mejorando las zonas de acceso por ambos lados y su integración con las orillas del Canal Imperial.

Esta actuación, al tratarse de un puente catalogado "De interés arquitectónico A", se ha realizado cumpliendo unas condiciones especiales, como el desmontaje, restauración y reconstrucción de los sillares, piezas de cantería, elementos ornamentales, barandillas y farolas, para devolverlos a su aspecto original.

A grandes rasgos, la actuación ha consistido en ampliar su tablero en 4,25 metros hacia aguas abajo del canal, para que pueda albergar una sección tipo compuesta por dos aceras de 4,25 metros y una calzada de 9,50 metros.

Además de la ampliación y urbanización de los entronques, la actuación ha incluido la renovación de las tuberías de abastecimiento de agua que cruzan el puente y el paso de las instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones por el interior del tablero. También se han sustituido varias vigas de hierro de la obra original, con más de 100 años de antigüedad, cuyo deterioro no había podido apreciarse hasta que se levantó el viejo tablero, así como alguna tubería de abastecimiento de agua que cruzaba por el interior.

El nuevo tablero se ha construido, a semejanza del anterior, con vigas metálicas y una losa superior de hormigón sobre un encofrado de chapa, con 3 vanos isostáticos y las vigas apoyadas sobre aparatos de neopreno zunchado.

Para evitar la aparición de fisuras longitudinales en el tablero, causadas por la diferencia de flecha entre la estructura vieja y la nueva, se llevó a cabo la demolición de la estructura en una banda de aproximadamente 1 metro (hasta la primera viga del tablero), la colocación de una nueva viga en esa zona y la conexión de las dos losas de hormigón con barras de acero.

Además, la ampliación de los estribos y las pilas se hizo con estructuras de hormigón armado, cimentadas sobre pilotes prefabricados hincados.

Este puente está íntimamente ligado a la historia del barrio de Torrero. Con la llegada de las aguas del Canal Imperial de Aragón el 1876, se construyó el primitivo por parte del Regimiento de América número 40, del que tomó el nombre, así como el Varadero para la reparación de la barcas, la iglesia de San Fernando y distintas dependencias para mantener el servicio y el uso del Canal.

Estas instalaciones fueron ocupadas por las fuerzas francesas en 1080, que las utilizaron como cuartel y campamento, quienes en su retirada destruyeron el puente. Tras los Sitios, fue reconstruido, pero en 1873 ya estaba viejo y deteriorado y no se le dotó de barandillas hasta 1886.

El puente, tal y como se conoce hoy, se construyó en 1904, con el proyecto del ingeniero José Royo Villanova y la decoración del arquitecto Ricardo Magdalena, quien le dio una estética relacionada con los ritos funerarios, al ser lugar de paso obligado para el desfile de los duelos hacia el cementerio de Torrero. Esta estética se ha mantenido hasta hoy y se ha cuidado especialmente en la restauración y reposición de los elementos ornamentales.

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