S.Javier Burrieza recoge en un libro 200 años de Procesión General de Valladolid, iniciada bajo dominio francés

El historiador Javier Burrieza recoge en un libro patrocinado por el Ayuntamiento de Valladolid los 200 años de historia de la Procesión General de la Pasión del Viernes Santo que recuerda que su puesta en marcha fue promovida por el general François Kellerman, quien comandaba el ejército invasor francés en el norte de España durante la Guerra de Independencia.

El autor de la publicación participó hoy en el Consistorio vallisoletano en el acto de presentación junto con el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva y el presidente de la Junta de Cofradías, José Miguel Román.

El libro consta de 144 páginas, con una primera edición de mil ejemplares, y es obra de Javier Burrieza, quien desgrana la evolución de este tradicional desfile. El autor explicó que el promotor de la primera procesión que unificó a varias cofradías el día de Viernes Santo de 1810 fue el comisario de Policía José Timoteo de Monasterio, que colaboraba como mantenedor de la seguridad para el invasor francés.

Según recoge la publicación fue el general Kellerman quien ejercía el cargo de gobernador general en las provincias de Valladolid, Palencia, Zamora y Toro. Burrieza apuntó que los reformistas ilustrados españoles apoyaron aquel primer desfile, que estuvo rodeado de un fuerte dispositivo de tropas francesas y que, no obstante, concluyó "sin que se notase el menor desorden".

En aquella primera procesión del Viernes Santo, el 20 de abril de 1810, participaron las cinco cofradías y ocho pasos. En el libro se reproduce fotográficamente el documento que narra esta procesión en el libro de Cabildos de la cofradía de las Angustias.

A lo largo de las 144 páginas, el autor desgrana hitos acaecidos durante estos dos siglos en esta procesión, como la incorporación de nuevos pasos al crearse más cofradías, la presencia de diferentes colectivos a partir de la posguerra, la organización del Sermón de las Siete Palabras en la mañana del Viernes Santo como prólogo del desfile, la admisión de la mujer como cofrade, así como la labor del arzobispo Gandásegui para reordenar la Semana Santa y hacer de la procesión general su eje principal.

La tirada de la primera edición consta de mil ejemplares, en formato de 22,5 por 22,5 centímetros, encuadernado en rústico, cosido con hilo vegetal, con un precio de venta de 15 euros. Incluye fotografías históricas del Archivo Municipal de Valladolid; Archivo de la Junta de Cofradías; archivos de las cofradías de la Vera Cruz, Angustias, Jesús Nazareno, Sagrada Cena y Santo Cristo del Despojo, además del archivo privado del autor. Las fotografías contemporáneas han sido realizadas por José María Pérez Concellón.

Introducido por el alcalde de Valladolid y por el presidente de la Junta de Cofradías, la obra está prologada por el cronista de Valladolid, Teófanes Egido López, en un capítulo titulado 'Impresiones y recuerdos de la Semana Santa de Valladolid', donde reúne lo que más le atrajo de las procesiones vallisoletanas y, especialmente, de lo que supuso para él la del Viernes Santo por la tarde.

Importancia del arzobispo gandásegui

El resto del siglo XIX fue la alternancia entre procesiones generales y las propias de Regla de las cofradías, hasta que en 1922-1923, la General del Viernes Santo se convirtió en el "eje vertebrador" de la restauración de la Semana Santa, impulsada por el arzobispo Remigio Gandásegui. Para entonces, se empezaron a reconstruir los pasos históricos que se conservaban en el Museo de Escultura o de Bellas Artes, gracias a Francisco de Cossío y a las investigaciones de Juan Agapito y Revilla.

La obra recorren los cambios e incorporaciones que ha visto esta Procesión desde los años veinte, treinta y cuarenta; la fundación de cofradías para alumbrar determinados pasos procesionales; la incorporación de diferentes colectivos en el tiempo de la posguerra; la creación de la procesión de la Soledad, protagonizada por la Virgen de las Angustias, talla que también cerraba la General de la Sagrada Pasión del Redentor; la incorporación de los pasos de las Siete Palabras con la creación del Sermón en la mañana del Viernes Santo, o la realización escultórica del paso de la Sagrada Cena en 1958.

También se recogen las distintas polémicas que se han ido desarrollando cada año, y la "utilización política" que se le dio al desfile durante el paso de los siglos. Así, Burrieza recordó que mientras que durante la II República (1931-1936) sólo se celebró en 1931 y 1935 —el 14 de abril de 1931 cayó después del Viernes Santo—, en el Siglo XIX los liberales en 1837 y los dirigentes del sexenio revolucionario en 1868 promovieron la Procesión.

También apuntó, a modo de anécdota, que durante la I República uno de los cristos fue adornado con un típico gorro republicano; mientras que en 1940 una virgen portó como manto la bandera española del régimen.

La lluvia

Por último, Burrieza se refirió a las adversidades meteorológicas y concluyó que "nunca ha habido tantas suspensiones a causa de la lluvia como en la última década", ya que, desde el año 2000 se ha tenido que cancelar el desfile "total o parcialmente" en seis ocasiones, la última de ellas en 2009.

El autor recordó que en su estudio encontró otras suspensiones a causa de las trombas de agua en los años 1837, 1922, varios años de las décadas de los cincuenta y los sesenta del Siglo pasado, y 1985. Por ello, mostró su deseo, en lo que coincidió con León de la Riva, de que a partir de 2010 llegue un período que no esté "inundado" por la lluvia.

Javier Burrieza Sánchez (Valladolid, 1974) es doctor en Historia, investigador de la Universidad de Valladolid, experto en historia de la Iglesia, Compañía de Jesús, historia de la ciudad y formas de religiosidad como la Semana Santa.

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