Los hechos sucedieron en septiembre de 2007 cuando los acusados fueron a dicha gasolinera donde se encontraron con la víctima sentada en el porche exterior de la cafetería, haciendo labores de vigilancia y se acercaron a él, según la sentencia de la Sección Novena, a la que tuvo acceso Europa Press.

Abordaron al hombre, "echándole uno de ellos una manta por encima, mientras que el otro se la ataba al cuerpo, rodeándole el tronco con un cable de color blanco de antena de televisión". Además, según la resolución, le golpearon en varias partes del cuerpo, presionándole, asimismo, el cuello.

Tras esto, uno de los acusados arrancó la reja de la ventana del local y entró, siguiéndole el otro para, juntos, arrancar una máquina de cambio de monedas. También forzaron la máquina recreativa y huyeron del lugar hasta la barriada malagueña de Santa Rosalía, donde pararon en un carril y se repartieron el dinero.

La víctima quedó tirada en el suelo tapado con dos mantas, una de ellas sujeta al cuerpo por un cable, además de que le cubrieron la cabeza con un jersey. Los acusados "le habían causado diversas lesiones externas", según la sentencia, en la que se añade que además le causaron otras internas.

Se declara probado que "la compresión cervical mantenida origina un cierre de la vía respiratoria de manera que falleció por una anoxia tisular, agravada por un carcinoma de laringe previo que le obstruía parcialmente el paso del aire".

A los acusados se les condena por un delito de robo con violencia, por el que se le impone una pena de dos años de prisión a cada uno; y de otro de homicidio, por el que se le impone 10 años de cárcel, estimando la atenuante de drogadicción. Además, deberán indemnizar a los herederos del fallecido con 150.000 euros.

La Sala estima que los acusados causaron al hombre, que tenía dolencias graves anteriores, lesiones externas que "no fueron suficientes" para influir en la muerte, pero, además, le causaron lesiones internas en su cuello "que fue lo que le produjo la muerte por asfixia".

Así, el Tribunal explica que el objetivo de la acción de los acusados era el robo en la gasolinera, aunque apunta que para asegurar el éxito del plan, los acusados "decidieron atacar e inmovilizar al señor que se encontraba sentado en el porche vigilando el exterior".

En este sentido, indica que la finalidad principal "no era acabar con su vida", pero asegura que su agresión fue "de la suficiente entidad como para producir dicho resultado". "Le atacaron sin miramientos", concluye la Sala, para quien no cabe duda de que ambos actuaron "de común acuerdo", aunque uno sólo reconociera en el juicio el robo.