Cae una banda que explotaba a ciudadanos rumanos con falsos contratos de trabajo

  • La organización, también formada por ciudadanos rumanos, les prometía un trabajo y un domicilio en España.
  • Tras cobrarles cantidades abusivas por el transporte y el contrato laboral, eran hacinados en pisos.
  • Los que lograban trabajar sólo recibían el 10% de su sueldo.
Un agente de la Policía Nacional de servicio.
Un agente de la Policía Nacional de servicio.
EP
Un agente de la Policía Nacional de servicio.

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han liberado en Valencia a catorce ciudadanos rumanos que se encontraban en un "grave estado de necesidad" y eran explotados laboralmente por un grupo organizado. Han detenido, además, al presunto cabecilla de esta organización, un hombre de 31 años de la misma nacionalidad.

Según un comunicado de la Jefatura Superior de Policía, las investigaciones se iniciaron al tener conocimiento los policías de que se estaban realizando una serie de contratos de trabajo falsificados desde una empresa en Valencia en la que podría haber un grupo que presuntamente se dedicaba a la falsificación, estafa y explotación laboral de ciudadanos rumanos.

Durante las investigaciones, los policías averiguaron que se trataba de una organización que desde Rumania, mediante una falsa empresa de contratación laboral, se encargaba de captar a ciudadanos dispuestos a viajar a España para trabajar, para lo cual pagaban cantidades previamente pactadas. Para tal fin, contaban en España con un ciudadano rumano que se encargaba de recogerlos y venderles un contrato de trabajo, previo pago de cantidades que oscilaban entre 700 y 1.000 euros.

A los ciudadanos explotados se les prometía un trabajo en España, un sueldo digno y una vivienda donde residir. Antes del inicio del viaje la organización gestionaba los diferentes trámites, como obtención de billete de autobús en compañías, las cuales también cobraban cantidades desorbitadas.

Una vez en España, los hombres y mujeres eran trasladados a los domicilios donde eran hacinados y donde debían pagar entre 100 y 200 euros por compartir una habitación con otras tres personas, según las fuentes, que han indicado que en un mismo domicilio podrían reunir hasta 2.000 euros mensualmente en concepto de alquiler.

En algunos casos las víctimas no llegaban a realizar actividad laboral alguna, y en el caso de aquellos que sí la hacían su salario era ingresado en la cuenta de un miembro de la organización, y el trabajador sólo cobraba un 10 por ciento del mismo. Además, los pocos días que trabajaban eran trasladados por esta misma persona, que les cobraba "cantidades abusivas" por el traslado.

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