Stuart Murdoch: «Si no pudiese dedicarme a la música, seguramente sería predicador»

El líder de Belle and Sebastian prepara un nuevo disco y ultima el guión de un musical para el que ha compuesto una banda sonora. Este proyecto de soul y pop clásico con voces femeninas, al que ha llamado God Help the Girl, ha cobrado vida propia dos años antes de rodar la película.
Stuart Murdoch
Stuart Murdoch
Marisa Privitera
Stuart Murdoch

Nunca un anuncio por palabras había reclutado semejante talento. Baby you’re blind, interpretado por Linnea Jönsson (Those Dancing Days), es el nuevo single del grupo paralelo de Stuart Murdoch. Con un disco y cuatro EP, amenaza con superar al original.

Con tantos frentes abiertos, tu volumen de trabajo tiene que ser considerable.

Estoy ocupado, pero no trabajo tan duro como otros. Mi plan del día es escribir. Voy por el tercer borrador de mi guión y quiero acabarlo para empezar a rodar en 2011. Ayer encontré en la calle a un chico que encajaba con uno de los personajes. Resultó ser modelo y está encantado de participar en el casting.

Belle and Sebastian ha formado parte de varias bandas sonoras. Y se menciona en películas como 500 Days of summer...

La mención en esa película es divertida. También es genial salir en Juno. Y su banda sonora es buena. Pero utilizaron nuestra música de una forma mediocre. No me quejo, pero para mí un buen ejemplo de cómo usar música en el cine es como lo hace Wes Anderson.

Tú acabas de hacer lo contrario, trasladar al escenario las canciones de tu filme.

No quería dar conciertos con God Help the Girl. Tuvimos la oportunidad de trabajar con la orquesta y la aprovechamos. Me sentí como una mamá y sus niñas en la obra de fin de curso. Están deseando repetir. Me gustaría hacer de ellas un grupo sólido. Si termino la película, haré otro disco con mis Ángeles de Charlie. Catherine [Ireton] podría cantar una lista de la compra y seguiría sonando increíble. Se ha convertido en una buena amiga. Alex [Klobouk] es muy sociable y sin miedo a nada. Muy precisa con las notas altas y las armonías. Celia [García] es su opuesto, tiene una voz cálida y es algo mayor, así que conoce la música de los sesenta y aporta una gran sensibilidad. En alguna ocasión me han acusado de que las chicas no son precisamente feas. Simplemente eran las mejores para el puesto.

¿Te queda tiempo para B&S?

El otro día les pasé una idea a los chicos. Pero nadie me respondió [risas]. Yo quería que el nuevo disco fuera un late night show. Como cuando conduces en medio de la noche, pones la radio y descubres un programa que nunca habías escuchado con música que no conoces pero te encanta. Será un disco más melancólico que el último, porque somos más viejos. Tengo 41 años. No quiero fingir otra cosa. Lo importante es hacer un álbum sincero. Incluso si es aburrido. Si los discos fuesen mis hijos, Fold your hands... sería el más frágil.

¿Te gustaría ser padre?

Por supuesto. Algún día. Algunos del grupo ya han sido padres. No sé si lo haría bien. Ya me cuesta ser mi propio padre. Tengo la sensación de que me pasaría el día buscando un remanso de paz.

¿Cómo es un día cualquiera en la vida de Stuart Murdoch?

Si hace sol me voy al campo y camino durante horas con mi iPod, anotando ideas y hablando por teléfono entre los árboles. Así me gusta pasar el día. Después, volver a casa, ir a un concierto y acabar bailando. Hay una isla que no está muy lejos y parece un lugar salvaje. Es tan tranquila que no es muy inteligente darle publicidad. Pero quiero que todo el mundo visite Glasgow. Cuando me piden que escriba sobre ella la describo de forma idílica.

Sin embargo, tuviste que venir a España para conocer a la que sería tu esposa.

Nos conocimos en Benicàssim. Ella se lesionó un pie y me encargué de cuidarla durante tres días en Barcelona. Me da rabia porque no voy allí desde 2006. Es muy probable que volvamos este año con el grupo. Echo de menos pasear por Barcelona, salir a correr y no parar hasta encontrar la playa. Y acabar dándome un baño.

Sé que te gusta viajar, pero ¿hay algo de las giras que no soportes?

Al principio me da pereza, pero luego me engancho. No tocamos mucho. Si no, nos cansaríamos. Me dan pena los grupos que tocan cada noche. Y sobre todo por su público, es una estafa porque llegan a la sala como un robot y sin ganas. Por suerte somos un grupo numeroso con un montón de canciones y experiencias compartidas. Cuando tocamos temas de Tigermilk revivimos viejos tiempos. A If you’re feeling sinister le tengo aprecio. Es curioso: me enorgullezco de haberlo compuesto, pero casi nunca me apetece escucharlo.

¿Cuál es tu relación con los fans? ¿Te reconocen por la calle?

Hay gente que viene a vernos y me parece conocerla mejor que a algunos familiares. En la calle la gente pasa bastante. Están los que acaban de mudarse a la ciudad y se emocionan al verte en una cafetería o comprando el periódico. Dos semanas después ya no se inmutan. Y cuando ha pasado un mes ni te saludan.

¿Mantienes esa emoción al descubrir nuevos grupos?

Se trata más de calmar una necesidad. La música indie se ha vuelto popular, pero siempre hay una nueva escena a punto de emerger. La oferta es tan grande que la buena música tendrá que esforzarse para hacerse oír. El último que me sorprendió es Meyer Hawthorne. Además de los vinilos, me bajo música de iTunes y uso Spotify. Me encanta ponerme los cascos mientras reviso mis e-mails. Es como perderse en el mundo.

Y si no pudieses ganarte la vida con la música, ¿qué profesión elegirías?

Seguramente la de predicador, porque me gusta el sonido de mi voz. Sigo cantando en el coro de la iglesia cada semana. Pero estoy siempre ocupado, así que probablemente nunca llegue a serlo. De pequeño soñaba con ser delantero en la selección de Escocia.

www.belleandsebastian.com y www.godhelpthegirl.com

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