Una ex menor combatiente en Colombia considera que la sociedad aún no está "preparada" para recibirles cuando se desvinculan de los grupos armados y no les "acepta", por lo que viven "señalados". De igual modo, la joven —que se llama María y ahora tiene 25 años— opina que el Estado no les aporta "seguridad suficiente" cuando salen de esos grupos.

Así lo manifestó hoy en Santander, en una rueda de prensa que ofreció junto a representantes de varias ONGs que participarán esta tarde, a partir de las 20 horas, en una charla en el CASYC en la que mostrarán su postura contraria a la utilización de niños soldado.

María, que perteneció a un grupo armado ilegal cuando tenía entre 12 y 16 años, explicó que su desvinculación se debió su "actitud positiva", "fuerza de voluntad" y "empeño" por salir adelante. Esa decisión ha supuesto un "cambio muy brusco" en su vida, más si se tiene en cuenta que la sociedad no les "acepta", insistió.

A ello se añade, según la joven, que tanto el Estado como las instituciones gubernamentales no les proporcionan la "seguridad suficiente" para sentirse "protegidos". En cualquier caso, la ex menor combatiente confesó sentirse "muy privilegiada" por el paso que ha dado, que, como recalcó, ha sido "muy difícil".

María, que desde hace cuatro años trabaja para atender a jóvenes en su misma situación en el marco de un proyecto denominado 'Sembrando vida', indicó que existen varias formas de pertenecer a un grupo armado, lo que no se limita únicamente a llevar y utilizar armas.

Así, también se consideran combatientes niños que informan, participan en actividades ilícitas y niñas que son utilizadas por las fuerzas armadas como acompañantes sexuales.

De hecho, María aseguró que este problema afecta más a las chicas que a los chicos, ya que dentro de los grupos se asumen "roles masculinos" y las niñas son tratadas como "un soldado más". "Asumimos responsabilidades que nos obligan a asumir", apostilló.

En cuanto a la desvinculación de un grupo, explicó que se toma la decisión cuando "no se soporta más maltrato", aunque reconoció que, cuando dan ese paso, están "arriesgando" sus vidas, ya que pueden ser capturados y fusilados. A ello se suma que se sienten "abandonados" y que "no hay apoyo psico-social".ENTRE 7.000 Y 14.000 NIÑOS

En la rueda de prensa también participaron Tatiana Yánez-Barnuevo, de Amnistía Internacional; Natalia Salamanca, de Coalición Española; y Andrea Martín e Ingrid Bournat, de Servicio Jesuita a Refugiados.

Salamanca tachó de "dramática" la situación que vive Colombia desde que se inició el conflicto armado, al que estarían vinculados entre 7.000 y 14.000 niños.

No obstante, aclaró que estas cifras no incluyen a todos los afectados, como niños cocineros o informadores, que a su juicio también deberían ser contabilizados ya que igualmente se "vulneran" sus derechos.

Al hilo de esto último, Salamanca consideró que lo que está ocurriendo con los niños en Colombia es "un crimen de guerra" que hay que hacer "visible" entre "todos" para que no quede impune.

En cuanto a la edad de los menores, indicó que el promedio de los niños vinculados a grupos armados es de doce años, aunque cada vez hay más menores, llegando incluso a los seis.

Insensibilidad de la sociedad por falta de información

También lamentó la "insensibilidad" de la sociedad colombiana a este problema, lo que achacó a la "falta de información" por parte medios de comunicación, Estado e instituciones gubernamentales, que no ven en este tema una "prioridad", pese a que cuando afecta a niños es "cien veces más grave".

Natalia Salamanca precisó al respecto que en Colombia el reclutamiento no se denuncia como secuestro, ya que al existir un conflicto armado hay también "miedo a denunciar". A ello se añade que se trata de un conflicto "activo", "que no cesa".