Si encontrar un empleo en estos momentos es complicado, para un discapacitado es casi imposible. Estas personas se dan de bruces continuamente contra las empresas cuando van a una entrevista laboral. Durante el año pasado sólo se contrató en la región a 4.500 discapacitados, lo que supone el 0,29% del total de altas registradas en la Seguridad Social.

Ese mínimo porcentaje está muy alejado de la cuota de discapacitados que deben respetar las empresas. La Ley de Integración Social de Minusválidos, de 1982, obliga a las firmas de más de 50 trabajadores a emplear, al menos, a un 2% de personas con deficiencias psíquicas o físicas.

Si las empresas madrileñas hubieran respetado esa cuota, se habría dado trabajo a unos 30.000 discapacitados, según estimaciones de CC OO. Para que se cumpla la ley, hace falta "incrementar los mecanismos de control e inspección", opina Ana González, secretaria de Política Social del sindicato.

Además, las empresas se pueden escabullir del cumplimiento de la cuota gracias a un real decreto de 2005. Según esta norma, los empresarios pueden alegar una "especial dificultad para incorporar trabajadores discapacitados" por "cuestiones de carácter productivo, organizativo, técnico o económico".

Las empresas desconocen el potencial de trabajo que pueden tener los discapacitados. "Todavía sigue habiendo prejuicios por parte de los empresarios: creen que son personas absentistas, que no van a rendir y que habrá que estar encima de ellos", explica Javier Font, presidente de la federación de discapacitados Famma. Sin embargo, en su opinión, ese rechazo no está fundado: "Están más formados que nunca y tienen la misma capacidad de aprendizaje que cualquiera".

Tocan muchas puertas

Después de tocar a muchas puertas sin éxito, se ven obligados a acudir a negocios de amigos, familiares o conocidos para tener alguna posibilidad de trabajar. Uno de cada tres discapacitados (el 35,4%) entró en el mercado laboral gracias a este recurso.

Entre los discapacitados, los de tipo intelectual son los que sufren el mayor rechazo laboral. "A estas personas no les queda otra opción que trabajar en centros especiales de empleo", añade el presidente de la asociación de discapacitados mentales AFEM, Alexandre Martínez.

Las oposiciones sí cumplen la cuota

Las Administraciones públicas sí cumplen la cuota de discapacitados, que en general está establecida en el 5% por una ley aprobada en 2006 (en la Comunidad es del 6%). La reserva se hace en el momento de las oposiciones: un 6% de los aspirantes a conseguir un empleo público deben tener alguna deficiencia.

Tanto los sindicatos como la Comunidad consideran que este filtro es "justo", ya que se da oportunidad a los discapacitados de competir en igualdad de condiciones con el resto de aspirantes y "pasan los que se lo merecen".