Los dos últimos muertos en crímenes eran españoles. Es un apunte puramente casual, pero refleja un cambio de tendencia: en lo que va de 2005, 28 de las víctimas de crímenes, el 55% del total, tenían nacionalidad española.
En años anteriores, el porcentaje fue sensiblemente más bajo: 42% en 2003 (42 muertos españoles sobre un total de 100, sin contar las 192 víctimas del 11-M) y 43% en 2004 (26 sobre 60).
Esta conclusión contradice la creencia de muchos políticos que, a media voz, sugieren que la gran delincuencia en la Comunidad, la que se relaciona con asesinatos, tráfico de drogas y redes organizadas, está manejada por inmigrantes y no afecta a los españoles.
Nada tranquilo
La otra directriz que manejan los organismos encargados de la seguridad, que éste será un año tranquilo en criminalidad, también se va a pique.
El año pasado, por estas mismas fechas, el número de víctimas era de 43. La estadística negra está 8 casos por encima y a 9 de alcanzar los 60 muertos de 2004.
Antecedentes por robos y drogas
Luis Miguel Larraga y Manuela M.L., las últimas víctimas de crímenes en la región, tenían antecedentes penales, según informó ayer la Policía. El primero, que fue atacado con una navaja en la estación de Cercanías de Móstoles, tenía notas penales por robos y lesiones. Los agresores, según un amigo de la víctima, eran magrebíes. La mujer tenía antecedentes por tráfico de drogas.
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