El último disco de Los Berrones no consiguió animar a su público más fiel en el concierto de la sala Estilo

Discoteca Estilo. No pudieron encontrar mejor lugar Los Berrones para presentar su último disco, 'Al libitum', un repertorio de baladas más apropiado para un sesión romántica de bailes por parejas que para un concierto de 'agrorrock'. La pista, las ráfagas de luz verde y las bolas de espejos fueron el aderezo 'fashion' perfecto para un recital que no pasará a la historia del conjunto lavianés, ni como el más animado, ni como el de mejor sonido.

Ya lo había anunciado el vocalista Ramón Blanco, en declaraciones a Europa Press, antes de la actuación. Su intención era tocar todos los temas del nuevo disco y únicamente rescatar algún gran éxito por deferencia hacia un público que todavía no se sabe los temas de 'Ad libitum'. Dicho y hecho. 'Chacho', 'Calcar na tená' y, como no, 'Nun yes tú', para terminar el concierto de la forma menos original posible, fueron casi los únicos antídotos contra la epidemia de bostezos que, poco a poco, fue adueñándose del respetable.

Hay algunas canciones nuevas que se acogieron bien, especialmente 'Carabines y escopetes', basada en una historia real en el Carmín de la Pola, que recuerda a los tiempos más rockeros de los de Tolivia. 'Vicentón', tema que los ya conocedores del nuevo álbum pasaron medio concierto pidiendo, al grito de su estribillo, 'Vicentón trabaya de Peón', también dio cierto ritmo a la velada. El toque de tonada de 'Yá nun canta'l vaqueru' contribuyó también a levantar los ánimos, cada vez más adormecidos, del personal. Pero la mayor parte del resto de canciones hicieron que el mar de cabezas que llenaba la pista de la Estilo pareciera una balsa de aceite. Sólo faltaron unos cuantos mecheros en alto, y el concierto hubiera pasado por un recital de los Scorpions.

Y de remate, una que no invita precisamente a hacer pogos: 'Como un tapín', versión de 'Comfortably numb', de Pink Floyd, un gran tema, claro está, si lo tocan los autores originales . En manos de Los Berrones no tendría por qué sonar mal en directo, si no fuese por el mal estado de la voz de Ramón y el descontrol en el volumen de la gaita. No fue el único cantar en el que la calidad del sonido brilló por su ausencia. Las pifias empañaron en ciertos momentos la actuación de un grupo que ha demostrado sobradamente poder hacerlo muchísimo mejor.

Como en toda presentación de disco, no faltaron las colaboraciones de otros músicos. Hubo tres. La primera vino de la mano de Velinu, ex miembro de Los Berrones, y hermano de Ramón y Tante, que puso la guitarra y la armónica en 'Paraísu natural'. La segunda fue la del gaitero de Dixebra, Llorián García, que tocó la midi en 'Como un tapín'. La tercera no estuvo en el escenario, sino entre el público. Burilo y Xandru, cantante y gaitero de Skama La Rede, se encargaron de hacer posible lo imposible. Animar a la parroquia. El primero llegó a coger el micro para dedicar un 'Puxa' a "los Rolling de la Cuenca", al terminar la de 'Toi que me lleva Dios'.

De lo que nadie se pudo quejar fue de la duración del concierto. Una hora y media que empezó a contar desde la una de la mañana. Con la clientela habitual de la Estilo esperando para ocupar la pista a ritmo sabrosón, Los Berrones pusieron punto y final a la actuación. La orquesta Sonora Real se encargó de amenizar el resto de la velada, en la que los seguidores más jóvenes de los de Tolivia se mezclaron con los habituales de la mítica sala de fiesta carbayona, bajando, aunque sólo fuera un poco, la media de edad.

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