Inicialmente, el ministerio fiscal pedía una pena de 17 años de prisión para el hombre por un delito de asesinato, con la circunstancia atenuante analógica de alteración psíquica, y el agravante de parentesco, aunque finalmente se conformó con 15 años.

El hombre, a quien le constan antecedentes por un delito de agresión sexual, otro contra la libertad de conciencia y los sentimientos religiosos, dos faltas de lesiones, y un delito de lesiones, acudió a la vista vestido con un chándal y unas zapatillas, con semblante serio y desconcertado.

Tras quitarle las esposas, tal y como solicitó el presidente de la sala, el hombre se sentó al lado de su abogado, cubriéndose el rostro para evitar ser fotografiado por los periodistas. Su letrado le trasladó el documento por el que se conformaba con la pena de 15 años de prisión, y éste lo firmó. Seguidamente, se dio lectura del relato de Fiscalía, y se tapó los oídos todo el rato.

El hombre llevaba 30 años residiendo con su madre, en una vivienda de la calle Doctor Sumsi de Valencia, hasta el pasado mes de noviembre de 2008, fecha en que tuvieron lugar los hechos. Era el único hijo y ambos carecían de parientes próximos.

La madre, de 87 años, presentaba en 2008 una movilidad muy reducida, ya que tenía los tobillos inflamados. La convivencia con su hijo, según el relato de Fiscalía, fue conflictiva, con episodios de violencia verbal o física del acusado hacia ella. Así mismo, su relación con los vecinos del inmueble donde vivía fue igualmente difícil.

Un mes antes de que ocurriera el suceso, en la noche del 1 de octubre de 2008, el hombre sacó a su madre a la calle, le sentó en una silla en la acera de la puerta del inmueble y se marchó, dejándola abandonada hasta que, sobre las 22.25 horas, fue asistida por la Policía Local.

"culpa de los vecinos"

Esta actuación provocó la incoación de un expediente en la Fiscalía Provincial de Valencia, en el que se acordó la citación del acusado y de su madre para ser reconocidos por el médico forense. El 19 de noviembre, el hombre recibió la citación, y al pensar que aquello era culpa de sus vecinos, cogió un martillo y propinó varios golpes contra las puertas de acceso y paredes de éstos. Luego lanzó una bombona de butano y otros objetos al patio interior del inmueble.

Una vez acudió la Policía Local, tras reclamarlo los vecinos, éste, ante los requerimientos, se dirigió a la cocina, cogió un cuchillo de 12,5 centímetros de hoja que estaba en el portacubiertos del fregadero y entró con él a la sala de estar, donde se encontraba su madre, de espaldas.

Sin que ella pudiera defenderse, le sujetó la cabeza y con otra mano la degolló y murió. La Policía llamó de nuevo a la puerta y el acusado abrió diciendo: "mi madre está ahí dentro muerta. La he degollado".

Por este motivo, fue detenido y en los primeros exámenes médicos no se le apreció síntomas psicopatológicos ni alteraciones en el contenido del pensamiento ni en su capacidad de juicio. No obstante, antes de registrarse los hechos, en mayo de 1997, estuvo ingresado en la Unidad de Psiquiatría del Hospital Doctor Peset de Valencia, donde le diagnosticaron un trastorno paranoide de la personalidad y del control de los impulsos. Ello motivó que le fuera reconocida una invalidez y una pensión económica.