Calefacción: Apagarla por la noche. Cerrar los radiadores que no se utilicen. Es conveniente instalar termostatos o un regulador, si se tiene caldera.
Ventanas: Instalando adhesivos en puertas y ventanas se ahorra entre un 5 y un 10% de energía. El doble acristalamiento también ahorra otro 20%.
Temperatura ideal: Entre 20 y 23 grados. Para dormir puede ser suficiente una temperatura que no baje de los 15. Si se van a hacer obras en casa, hay que instalar aislantes en techos y paredes.
Obligatorio en europa, desde 1981
El cambio de horario dos veces al año es obligatorio en la Unión Europea desde 1981. Fuera de la UE, este sistema es aplicado por otros 75 países de todo el mundo para economizar su consumo energético.
Mucha vitamina d, menos estrés
Un informe de la UE asegura que cambiar el reloj en marzo es muy beneficioso para el cuerpo: se asimila más vitamina D y se hace mucho más deporte, lo que reduce el estrés y combate la obesidad.
Hora más, hora menos. No afecta al sueño
Cambiar el reloj, ya sea cuando se pierde una hora (en marzo) o se gana (ahora en octubre), apenas afecta al ritmo de sueño. «Los desarreglos son mínimos», explica Luis Miguel García, investigador del CSIC.
Los expertos opinan
A favor. Javier Rodríguez
Profesor de economía del petróleo de la Univ. San Pablo-Ceu
«El dinero lo mueve todo, hasta el reloj. Cambiar de horario en verano tiene beneficios económicos y medioambientales. La economía europea depende del petróleo y la mayor parte de la electricidad se genera con el crudo, por lo que al ahorrar electricidad reducimos la importación del petróleo. También se disminuyen al fabricar menos electricidad las emisiones de CO2. No hay que olvidar que España debe cumplir el protocolo de Kioto. Por último, un informe de la UE señala que al ganar horas de luz los accidentes de tráfico bajan entre un 0,4 y un 0,7%».
En contra. Manuel Toharia
Director del museo de las ciencias de Valencia
«El cambio de horario es una estupidez y una auténtica chorrada. Es falso que se produzca un ahorro energético. Los datos del Ministerio de Industria no son reales. Lo único que se consigue con adelantar o atrasar el reloj es desplazar el horario civil. Lo que ahorramos por la noche lo gastamos por la mañana. Hay tantos trasnochadores como madrugadores. Lo que pasa es que los países de la Unión Europea lo siguen aplicando por inercia administrativa. Costó mucho ponerse de acuerdo para cambiar el horario y los gobiernos tienen otras cosas que hacer que volver a cambiarlo».
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