Rajoy acudió el jueves a petición propia a la Cofradía del Cava de Sant Sadurní d'Anoia, una de las principales regiones vitivinícolas catalanas, para dar un espaldarazo al sector, tras haber "empezado a ver muchas cosas por Internet" llamando al boicot de estos productos, y haber captado "cierta inquietud en muchos sectores".

El año pasado, unas palabras del presidente de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, contra la posibilidad de que Madrid fuera la sede de los Juegos Olímpicos de 2012 ya provocaron un boicot al cava catalán que se saldó con un apreciable descenso de las ventas sobre todo en la Comunidad de Madrid durante la campaña de Navidad.

El líder popular, acompañado del presidente del PP catalán, Josep Piqué, se reunió por espacio de media hora con el presidente del Consejo Regulador del Cava, Gustau Garcia Guillamet; del Instituto del Cava, Magí Raventós; de la propia Cofradía del Cava de Sant Sadurní, Pere Bonet, y de Freixenet, Josep Lluís Bonet.

Tras departir con ellos en una bodega, brindó con una copa del cava producido en la propia Cofradía. Posteriormente, Rajoy enlazó su apoyo al sector con el debate de la reforma estatutaria catalana asegurando que "no hay ningún conflicto, y el PP y yo haremos lo imposible para que los 42 millones de españoles lo perciban así.

El líder popular quiso diferenciar en todo momento su postura sobre el Estatut, que calificó de "disparate", de su opinión sobre Catalunya y sus productos.

"Voy a dar la batalla contra el Estatut, porque es malo para los catalanes, y también contra quienes promuevan boicots contra productos hechos por personas que se están ganando la vida muy dignamente", dijo.

Preocupación en el sector

Por su parte, el presidente de Freixenet, Josep Lluís Bonet, aseguró que aún no han percibido ningún descenso de las ventas, pero confesó que "el sector está inquieto y preocupado" por que "nos involucren en cosas que no son las nuestras", y aventuró que otros sectores del empresariado catalán también podrían compartir este sentimiento.