El animal presentaba un mordisco de gran tamaño en la parte trasera del cuerpo, la zona de la aleta, que podría haber sido la causa de su muerte. Según Pedro Pascual, el científico del Centro Oceanográfico de Canarias del IEO que estudia el ejemplar, se trata de un animal inmaduro, cuyo sexo no se ha podido conocer por la ausencia de vísceras. Respecto al mordisco, el investigador asegura que fue causada por un cetáceo de mediana talla, posiblemente un calderón tropical o ballena piloto.