La Policía de Zaragoza ha sorprendido a 76 grafiteros en un año pero aún así no se consigue frenar las pintadas, que siguen extendiéndose por los barrios de la ciudad. La activa presencia policial de los últimos meses ha logrado que los actos se alejen de las zonas más céntricas y concurridas pero los parques y espacios novedosos siguen siendo los sitios favoritos para actuar, según confirman los propios vecinos y los servicios de limpieza.
«Lo sufrimos todos los barrios por igual y especialmente en los parques; en que nos descuidamos, ya tenemos una pintada nueva», se queja la presidenta de la asociación de vecinos de La Almozara (uno de los barrios más castigados), Encarna Mihi.
Los servicios de limpieza de la ciudad tampoco han notado un descenso en el número de actuaciones por grafitis. «Es similar a los últimos años, aunque también es cierto que contamos con más equipos para limpiar las pintadas. En dos años hemos pasado de cinco a trece», explican a 20 minutos fuentes de FCC.
La ordenanza cívica entró en vigor en noviembre de 2008 y uno de sus objetivos es proteger el mobiliario urbano. A parte de los grafitis, también penaliza, con multas de entre 500 y 1.500 euros, escupir en la calle, arrojar basura o incluso no recoger los excrementos de los animales. Este año el Ayuntamiento de Zaragoza prevé ingresar con las infracciones de esta ley 1,1 millón de euros.
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