Sí, y cada vez es más complicado. Intento darle nuevos matices.

¿El teatro es una vía de escape?

El teatro es una forma de oxigenarte del personaje. Como profesional, me interesa demostrar que sé hacer otros cosas.

¿Es consciente que gracias al tumor de Vilches se consiguió una audiencia de seis  millones de espectadores?

La trama del tumor y la posible muerte de Vilches funcionó muy bien, pero nunca hay ningún personaje ni ningún actor imprescindible en una serie.

¿La historia de tumor le afectó anímicamente?

No. Intento creerme lo que hago sólo cuando estoy grabando. Cuando salgo de trabajar desconecto totalmente porque me gusta tener mi vida privada.

¿Cómo lleva la popularidad?

Yo bien, porque me ha llegado a los 40 años y no a los 20. Ya sé de qué va esto.

¿La gente le dice muchas cosas cuando va por la calle?  ¿Qué le preguntan?

Una de las cuestiones que más me hacen es: «¿Eres tan borde cómo en la serie?».

¿Y usted qué les contesta?

Depende de cómo me pille. Una respuesta puede ser: «No, soy más borde». A veces también les digo que soy actor y que sólo estoy interpretando.

Con lo antipático que es su personaje, ¿cómo puede gustar tanto a la gente?

Porque es una bordería que esconde un lado de ternura. Lo que gusta es esa mezcla.

Atrae mucho a las espectadoras de la serie.

¿Qué cree que es lo que más atrae de su personaje?

A ellas les gusta cuando se rompe esa coraza y aparece el lado dulce.

¿Qué le ha enseñado Hospital central a Jordi Rebellón?

He aprendido a respetar mucho más la profesión de médico. Sin embargo, jamás podría serlo. Me involucraría demasiado en la vida de los pacientes. Si viniera una mujer maltratada y viera a su marido seguro que le partiría la cara.

¿Y de pequeño jugaba a los médicos?

No, porque no tenía amigas enfermeras.

¿Cómo son sus visitas al ambulatorio? ¿También utiliza un lenguaje técnico?

A veces sí que lo hago. Una vez acabamos hablando de fonendos.

¿Qué tal es como paciente?

Soy muy cagón; pero todos los hombres somos así.

* Tele 5; 22.00 horas.

Bio

Es catalán y tiene 42 años. Estudió interpretación en la Escuela de Actores de Barcelona. Actor todoterreno, ha pasado por el cine (Adios tiburón), el teatro (Aquí no paga nadie) y la televisión (Mediterráneo).