tillas», lamenta Lex Cruz, coordinador de Casco.
«La gente ve que es la droga de la gente guapa», subraya Cruz. Pero hay un gran
riesgo: la inconsciencia en el consumo es el principal problema al que se enfrentan las políticas contra la droga, ya que actualmente no existe un tratamiento específico para esta adicción.
«Un cocainómano de verdad es casi imposible de rehabilitar», dice Sonia García, asesora jurídica de Casco. Las unidades de drogadicción no pueden realizar ninguna actividad con menores.
«Un chaval dice que un yonqui es alguien que consume heroína. Pero en realidad es una persona con una adicción», asegura Lex Cruz.
El colectivo de toxicómanos ha sustituido a la heroína como droga estrella: ahora la usan para aliviar el subidón de la cocaína. Consumen el polvo blanco vía intravenosa, con una jeringuilla inyectada en vena.
Cocaína, el polvo blanco
Se toma esnifando rayas, disuelta en agua e inyectada en las venas o fumada en forma de cristal –crack–. Provoca euforia porque el ritmo del corazón se acelera. Es muy adictiva y provoca agresividad.
Cannabis, hachís o marihuana
Su principio activo básico, el THC, aparece en el hachís y la marihuana. Se fuma a modo de tabaco liado. Produce euforia, bienestar y sedación, pero también somnolencia, ansiedad y hasta desmotivación.
Químicas, drogas de diseño
Las pastillas son derivados de la anfetamina que aumentan el ritmo del corazón, lo que puede provocar taquicardias. El MDMA, un deshinibidor de emociones, fue rebautizado como éxtasis en los setenta.
Heroína, un chute de opio
Se extrae de la morfina, ingrediente activo del opio. Se puede inyectar, inhalar
o fumar –chino–. Disminuye la respiración y el ritmo cardiaco. Aumenta el riesgo de hepatitis B y C, y el VIH si se comparte la jeringa.
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