En el cuarto de los juguetes había encima de un armario una hucha con forma de cerdito. Tenía la barriga tan repleta de monedas que se salían por la ranura de su espalda.
Desde las alturas el cerdito contemplaba con desprecio lo que ocurría en el mundo de abajo. Los juguetes se habían reunido para representar una obra de teatro porque querían divertirse y pasar un buen rato juntos. La muñeca de trapo era la protagonista y el oso de peluche, su enamorado. También había criados, damas, espadachines y villanos.
Se mandaron invitaciones a todos, pero sólo uno no pudo asistir. ¿Y sabes quién fue? Pues el cerdito, que se sentía tan satisfecho de su fortuna, que para él era burdo y despreciable pasar el tiempo con los demás. Y se perdió una magnífica obra de amor y enredo, porque estuvo toda la noche en vela, pensando en su entierro y a quién dejar su herencia.
Y, de repente, un golpe de viento le tiró al suelo –catacrás, cris, cras– y le rompió en mil pedazos: todas la monedas rodaron libremente con gran alboroto y quedaron repartidas por toda la habitación. Días más tarde, otro cerdito ocupaba su lugar encima del armario, pero éste todavía con la barriga vacía.
Las ganancias materiales nos mantienen a flote; pero las espirituales y culturales, nos elevan. ¿No te parece?
Próximo viernes: 53/El diablo y el espejo
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios