La mayoría de los estados de EEUU poseen legislaciones que permiten condenar a menores de por vida, y sin posiblidad de obtener en un futuro la libertad condicional. El temor generalizado a los "superdepredadores" adolescentes -jóvenes violentos, con largos historiales criminales- tiene la culpa.
Cadena perpetua por participar en un atraco
Peter, de 15 años, pasará toda su vida en la cárcel. Fue condenado por homicidio preterintenticional, es decir, por participar en un acto delictivo en el que se mató a alguien.
Había ido a robar a un lugar con dos conocidos de su hermano mayor y estaba esperando fuera, en una camioneta, cuando uno de los otros dos complicó las cosas y mató a dos personas.
Peter explicó: “Aunque estaba allí, jamás disparé ni mate a nadie”. Sin embargo, tuvo que rendir cuentas por el doble asesinato, porque en el juicio se determinó que había robado la camioneta utilizada para ir a casa de las víctimas.
Menores para votar, no para ser condenados
"Las personas menores que cometen delitos graves no deben quedar sin castigo –manifiesta Alison Parker, investigadora de Human Rights Watch y autora del informe–. Pero si son demasiado jóvenes para votar o para comprar tabaco, también lo son para pasar el resto de su vida entre rejas.”
“Los menores que cometen delitos graves tienen todavía la capacidad de cambiar y mejorar su vida –defiende David Berger, investigador de Amnistía Internacional para este informe–".
"Es hora de que las autoridades estatales y federales tomen medidas positivas para aplicar políticas en las que se intente recuperar a los menores en vez de dejarlos en la cárcel para el resto de su vida", sentencia.
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