La acusada de enviar una carta-bomba dice que lo hizo porque llevaba una "vida loca"

  • Explosionó en el edificio de Correos de Valencia e hirió a 9 personas.
  • La mujer era una activista anarquista vinculada a un grupo que quería boicotear un proyecto urbanístico en Valencia.
  • El fiscal pide una pena de 132 años de cárcel.
Amanda Cerezo Valle y José Alonso Sánchez durante el juicio que se sigue contra ellos en la Audiencia Nacional.
Amanda Cerezo Valle y José Alonso Sánchez durante el juicio que se sigue contra ellos en la Audiencia Nacional.
EFE
Amanda Cerezo Valle y José Alonso Sánchez durante el juicio que se sigue contra ellos en la Audiencia Nacional.

"Desde mi punto de vista actual, no encuentro ninguna razón para haberlo hecho. Pero entonces tenía una vida caótica, no tenía familia, trabajo, proyectos, tampoco domicilio fijo", afirmó este lunes Amanda Cerezo, acusada de enviar en 2003 una carta-bomba que explosionó en el edificio de Correos de Valencia y que hirió a nueve personas.

Cerezo, también acusada de haber colocado varios artefactos incendiarios en Valencia, declaró en el primer día del juicio que se celebra en la Audiencia Nacional que hizo todo aquello porque en aquella época llevaba "una vida loca".

La acusada admitió los hechos que se le imputan, por los que el fiscal pide una pena de 132 años de cárcel. En sus conclusiones provisionales, el fiscal le imputa la confección y envío de la carta-bomba que estalló el 24 de mayo de 2003 en el almacén central de la sede de Correos, además de nueve intentos de asesinato terrorista (uno por cada herido) y un delito de estragos terroristas.

También le atribuye, junto a su pareja de entonces, Eduardo José Alonso, el incendio de un cajero automático el 20 de enero de 2003, el de una grúa excavadora el 23 de mayo del mismo año y la colocación de un artefacto incendiario el 1 de abril de 2003 en el Instituto de Formación Profesional El Cabanyal de Valencia.

Delitos terroristas

El fiscal afirma que los hechos pueden considerarse delitos terroristas ya que los acusados eran activistas anarquistas vinculados a un "núcleo de libertarios" que se conectaban a través de la infraestructura del Ateneo Libertario El Cabanyal de Valencia y del Centro Social Alternativo (CSA) Malas Pulgas.

Estos grupos querían boicotear un proyecto urbanístico que iba a llevarse a cabo en la zona valenciana de El Cabanyal. No obstante, el fiscal señala que aunque los procesados "estaban de acuerdo en utilizar medios violentos para la consecución de sus fines" no consta que "formasen parte de un grupo determinado y organizado que tuviese por finalidad subvertir el orden constitucional y alterar la paz pública".

En su declaración, Cerezo insistió en que no formaba parte de ningún grupo, sino que había enviado la carta al presidente de una asociación hacia el que tenía "mucha antipatía porque era un machista y un racista". "No pensé que eso podía llegar a explotar, pensaba que sería detectado antes", dijo Cerezo, que señaló que "la única intención era que esta persona se asustara".

La acusada se declaró "absolutamente arrepentida", al igual que Alonso, que "no está de acuerdo con el uso de la violencia para fines políticos ni con la lucha armada". También testificaron en el juicio, que continuará este martes, ocho policías nacionales que participaron en la investigación.

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