Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Entrevistas sin entrevistador y otros dramas

-Me alegro de hacerme a mí mismo esta pregunta.
-Me alegro de hacerme a mí mismo esta pregunta.
Pexels.
-Me alegro de hacerme a mí mismo esta pregunta.

Se está extendiendo la costumbre de publicar vídeos con un formato de entrevista, pero sin entrevistador. El personaje que responde a presuntas preguntas mira, por lo general, hacia su derecha como si hablara con alguien, pero ahí no hay nadie. Es un curioso modo de vender la moto que cada vez está más de moda. Si están atentos, podrán ver muchos vídeos de este tipo.

Existe un código audiovisual que dice que si quieres dirigirte a la audiencia debes hacerlo mirando a la cámara. Si, por el contrario, estás en una entrevista, debes dialogar con el entrevistador y este será el que hable a la cámara cuando sea preciso para dirigirse al público. Por lo visto, alguien ha pensado que prescindir del entrevistador es una buena idea. No lo es.

Las redes sociales demandan contenido constantemente como una trituradora de carne y muchos emisores de información necesitan siempre más madera. Parece que cualquier idea es buena y este tipo de autoentrevista les deja unos cuantos cortes que pueden convertirse en combustible para salvar algunos días. El problema está en la credibilidad y en las ganas.

Las redes sociales demandan contenido constantemente como una trituradora de carne y muchos emisores de información necesitan siempre más madera.

Por un lado, aunque el público está acostumbrado a comerse cualquier tipo de vídeo de mayor o menor calidad, es extraño observar a alguien mirando al infinito y elaborando una respuesta de un modo concienzudo. Queda siempre la duda de si, además, estará leyendo lo que dice en algún tipo de chuleta más o menos tecnológica. Resulta enternecedor y, a veces, patético comprobar cómo algunos se arrastran por un poco de atención.

El marketing, las criptomonedas, la dieta, el ejercicio, los estilos de vida saludables, la consciencia y muchas otras disciplinas están generando este tipo de vídeos de formato entrevista sin entrevistador en el que aparecen, por lo general, dos fantasmas, el del presentador ausente y el entrevistado, presente y con ganas de aparentar.

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