Sin embargo, no se trata de un capricho de la empresa. Fuentes de Sagas informaron ayer a 20 minutos que la semana pasada se la ofrecieron «al sindicato de riego de Sagunto y se mostraron muy interesados, pero el fin de semana pasado llovió y ahora tienen todas las balsas llenas».

Esta información fue confirmada por el mismo sindicato. «Ahora mismo no tenemos dónde almacenarla», manifestó un portavoz.

Estas aguas fueron compradas por la empresa e importadas con seis buques cisterna traídos desde Marsella para hacer una prueba de carga en los dos depósitos de la planta y verificar la existencia o no de posibles fugas.

Según Sagas, «ésta es la única fórmula viable para hacer este tipo de pruebas y todas las plantas del mundo tiran el agua al mar después, sin preguntar. Sin embargo, por la sensibilidad existente ahora con el tema del agua, nosotros ofrecimos las cisternas». Así, tras pasar varias pruebas, se determinó que el agua era apta para regar o para tirarla al mar y así se está haciendo, debido a que nadie más se ha interesado.

Estos depósitos tardarán una semana en vaciarse y desde la empresa advirtieron que «si alguien la reclamara aún se le podría ceder».

Transporte difícil y costoso

Una de las posibles causas por las que nadie más, a parte del sindicato de riego de Sagunto, se ha interesado en llevarse el agua es por la dificultad y el elevado coste que supondría. Según Sagas, «llevar el agua a algún sitio mucho más alejado sería muy costoso económicamente y complicado porque la planta está en una plataforma junto al puerto» por lo que al final el precio del agua se dispararía. Además, «para hacer este tipo de pruebas, por motivos de seguridad nosotros no podemos tener el agua almacenada en los depósitos ni más tiempo ni menos del que toca», explicaron desde la empresa.