El aluminio es un material versátil y ampliamente utilizado en ventanas, puertas, utensilios de cocina y hasta decoración. Su resistencia a la corrosión, su ligereza y su aspecto moderno lo convierten en una elección popular. Sin embargo, para mantenerlo en óptimas condiciones, es fundamental saber cómo limpiarlo adecuadamente.
Se encuentra en todas partes: desde las ventanas hasta las sartenes de cocina. Aunque es un material duradero, requiere cuidados específicos para evitar la acumulación de suciedad y la corrosión.
Cómo limpiar las ventanas de aluminio
Para limpiar ventanas de aluminio de forma fácil y asequible, tan solo serán necesarios un jabón suave, una esponja y un paño.
- Preparar una mezcla con agua y un jabón suave.
- Humedecer una esponja en la mezcla y limpiar el marco de la puerta o ventana.
- Utilizar un paño húmedo para retirar la suciedad y secar la superficie con papel absorbente o un paño suave.
Se debe frotar con la esponja en movimientos bidireccionales para evitar rayar la superficie. Si hay elementos puntiagudos, hay que colocar un papel de cocina antes de la limpieza.
El truco para las puertas de aluminio
Para la limpieza y el efecto pulido del aluminio en superficies grandes como una puerta, existen métodos efectivos que permitirán mantener su brillo y limpieza.
Por ejemplo, se puede utilizar una pasta hecha con vinagre, harina y sal para aplicar en la superficie, dejando actuar antes de enjuagar con agua tibia y secar con un paño suave. Asimismo, es recomendable emplear una esponja suave o un paño de microfibra humedecidos con agua para evitar rayar la superficie del aluminio.
Cómo limpiar el aluminio sucio y con manchas
La acumulación de suciedad puede hacer que el aluminio se vea opaco y corroído. Pero existen dos opciones económicas y accesibles sin necesidad desembolsar grandes cantidades de dinero en productos comerciales.
Una solución es utilizando una mezcla de vinagre y agua en una cacerola, y frotar la superficie de aluminio con una esponja impregnada en esta mezcla. Finalmente, se enjuaga con una bayeta humedecida en agua limpia.
Otra alternativa es limpiar el aluminio frotando una rodaja de limón con un poco de sal sobre las zonas sucias, luego se enjuaga con agua o se limpia con un paño húmedo para finalizar.
Es muy importante tener presente que hay una capa de alúmina que recubre la superficie del aluminio, protegiéndolo y otorgándole su característico brillo. Si se emplea incorrectamente un material abrasivo o corrosivo (como estropajos y lana de acero) o una mala técnica, se corre el riesgo de desgastar esta capa y que pierda todas sus propiedades. Siguiendo estos consejos, mantendremos el aspecto impecable del aluminio durante mucho tiempo.
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