Un crimen que cambió la historia: las cuatro incógnitas del misterioso asesinato de Malcolm X

Se cumplen 59 años del asesinato de Malcolm X, un crimen plagado de incógonitas
Se cumplen 59 años del asesinato de Malcolm X, un crimen plagado de incógonitas
Henar de Pedro
Se cumplen 59 años del asesinato de Malcolm X, un crimen plagado de incógonitas

Inocentes encarcelados, ocultación de pruebas, misticismo y racismo. Casi 60 años después, la incertidumbre sigue oscureciendo uno de los asesinatos más polémicos de la historia de EEUU.

Dicen que esa mañana del 21 de febrero de 1965 Malcolm X estaba más nervioso de lo normal. Cientos de personas se apilaban frente al salón Audubon de Manhattan, a la espera de que comenzase su mitin. Tras subirse al atril, una pelea distrajo a la multitud. Y, de pronto, el ruido de aquel tumulto quedó roto por los más de quince balazos que asaltaron el escenario. Cuatro le atravesaron el cuerpo. Malcolm X murió frente a su esposa, embarazada, que tuvo que abalanzarse sobre sus hijas para salvarlas de las balas. Unas niñas que vieron, en primera fila, cómo el odio mataba a tiros a su padre. Unas mujeres que, hoy día, siguen reivindicando verdad y justicia.

Tres hombres fueron condenados por el asesinato: Aziz, Halim e Islam. Pero solo uno de ellos, Halim, admitió su participación en el crimen, y desde el principio aseguró que los otros no habían tenido nada que ver. No le creyeron, pero decía la verdad.

El poder de Netflix y dos inocentes encarcelados

La plataforma estrenó en 2020 la serie documental ‘¿Quién mató a Malcolm X?’. Tales fueron las pruebas aportadas, que la miniserie provocó la reapertura del caso. No es la primera vez que un documental cambia el transcurso de la historia judicial. El FBI y el departamento de policía de Nueva York quedaron bajo la lupa. Y se abrió Pandora.

Malcolm X trasladado en camilla desde el Audubon Ballroom tras ser disparado.
Malcolm X trasladado en camilla desde el Audubon Ballroom tras ser disparado.
WIKIPEDIA / PUBLIC DOMAIN

Durante años, abogados, periodistas, particulares y organizaciones le gritaron a la justicia norteamericana que habían encarcelado a las personas equivocadas. Oídos sordos. Más de medio siglo después, gracias a la nueva investigación, se ha podido constatar que la policía ocultó pruebas, y dos de los condenados fueron exonerados en 2021. Halim señaló en su momento a otros autores, pero nunca se investigó. Aziz tenía 83 años cuando fue exculpado, pero Islam no lo presenció, murió en 2009. Ambos pasaron cerca de veinte años entre rejas siendo inocentes. La justicia llegó. Tarde. Y las secuelas de dos décadas de negligencia son ya irreparables.

La conspiración policial

“Hay que hacer algo con Malcolm X”. Ese fue el telegrama que Edgar Hoover, entonces director del FBI, habría enviado a la oficina de Nueva York, meses antes del crimen. Que ese “algo” quede a interpretación del lector, porque las posibilidades son múltiples. Malcolm X había enfadado a muchos, y un agitador de semejante calibre siempre está bajo el radar, tanto de las fuerzas del orden, como de otras organizaciones.

Pero, de repente, aparece una carta. La escribió el exagente Raymond Wood poco antes de morir, y un familiar aportó la prueba tras la reapertura del caso. En ella, Wood admitía haber sido un policía infiltrado en la seguridad de Malcolm X, y dejó escrito que su cometido era el de alentar a los miembros de la organización a que cometiesen delitos. La manzana pocha que pudre el cesto. Buscaban desacreditar el movimiento. Se trata de una táctica conocida, agentes que se infiltran con el propósito de observar, quizá alterar, las dinámicas de una determinada entidad. A veces basta solo sugerir, susurrar… para hacerla estallar.

Movimientos extraños

El día del asesinato ningún orador de los que estaban previstos acudió al evento. Tampoco hubo presencia policial y, en general, en ese tipo de mítines se solía contar con un elevado número de agentes.

Días antes del crimen le quemaron la casa con cócteles molotov. Malcolm X sabía que moriría. “Creo que atentarán contra mi vida, están rabiosos… es probable que ya sea un hombre muerto”, sentenció en televisión. No hacía falta ser vidente para predecirlo, estaba en el punto de mira de todos: de sus exaliados de Nación del Islam, de quienes se desvinculó para continuar en solitario sus teorías, y de la multiplicidad de detractores de sus ideas de rebelión negra, en medio de una sociedad, todavía, en parte, racista, que solo diez años antes había conseguido derrocar la doctrina de segregación en las escuelas públicas. Una época que comenzaba a recalentarse: entre 1960 y 1990, la tasa de criminalidad llegó a cuadruplicarse.

El día del asesinato ningún orador de los que estaban previstos acudió al evento

Los ecos de sus reivindicaciones aún retumban entre las calles. Desde las protestas de Ferguson en 2014, la temperatura no baja, y hoy siguen inflándose los pulmones del I can’t breathe. La convivencia entre las fuerzas del orden y ciertos sectores de población negra parece no templarse del todo.

Entonces, ¿quién mató a Malcolm X? Como dice el personaje de Jodie Foster en la nueva de True Detective, “no es la pregunta correcta”. Hoy, 59 años después de su muerte, siguen vivas las cuatro incógnitas. Por qué la policía ocultó pruebas, por qué no acudieron los demás oradores, por qué no hubo seguridad, y por qué no se investigaron los culpables que señaló Halim. Pero la pregunta correcta no es quién lo mató, sino quién lo ordenó. Cuatro preguntas, demasiadas teorías.

Biografía

Carmen Corazzini estudió periodismo y Comunicación Audiovisual. Se especializó con un máster en 'Estudios Avanzados en Terrorismo: análisis y estrategias' y otro en 'Criminología, Victimología y Delincuencia'.

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