Las aspiraciones de Donald Trump de recuperar la Presidencia de los Estados Unidos y de regresar a la Casa Blanca dentro de un año continúan progresando lo mismo que avanza el calendario de las 90 acusaciones que tendrá que enfrentar ante los tribunales, entre ellas cuatro por fraude y una por difamación. Ya deja para la historia una larga carrera como delincuente en diferentes ámbitos e intentará prolongarla repitiendo su condición del hombre con más poderes en el mundo.

Estos días su éxito en las primarias republicanas de Iowa y New Hampshire se ha visto empañado por la declaración como culpable de abuso sexual y difamación continuada que le fue formulada por el tribunal popular encargado de pronunciarse sobre la acusación que le formuló la periodista E. Jean Carroll. Ya en 2019 había sido condenado por lo mismo, pero apeló y en esta ocasión el juez federal de Nueva York, Lewis A. Kaplan, multiplicó la indemnización a la víctima de cinco millones de dólares a 83,3.

La explosión de furia del condenado no se puede decir que haya sorprendido ni haga historia en su biografía porque es bastante frecuente cada vez que algo no sucede conforme a sus deseos. Una vez más recordó que, igual que en 2020 le robaron las elecciones, también ahora es víctima de una conjura de jurados, jueces y fiscales. Pero no fue el único que expresó la protesta: muchos de sus habituales seguidores se están sumando no solo en las calles. También están cebándose contra la periodista agredida con todo tipo de insultos verbales y escritos. Una suma de 83 millones largos es mucho dinero, aunque nunca suficiente para borrar agravios.