El reloj de la Puerta del Sol ante su gran día: 365 días de 'mimos' para una máquina de 1866

  • Los 4 relojeros de Losada llevan 27 años sin tomar las uvas ni cenar en casa para que nada falle en Nochevieja.
Pedro Ortiz RELOJERO PUERTA DEL SOL
Pedro Ortiz RELOJERO PUERTA DEL SOL
Pedro Ortiz RELOJERO PUERTA DEL SOL
Cuatro relojeros, entre los que se encuentra Pedro Ortiz, vigilan la maquinaria más famosa de Nochevieja para que nada falle en nuestro camino al año siguiente. "Llevamos 27 años sin tomarnos las uvas", ríe este madrileño.

Pedro Ortiz Rey podría recorrer con los ojos cerrados el kilómetro y medio que separa la Relojería Losada, que fundó en 1981 con Jesús López-Terradas, de la Puerta del Sol. Es un trayecto que conoce bien porque lo ha realizado casi todas las semanas de los últimos 27 años, el tiempo que Pedro lleva ocupándose del mantenimiento del reloj más famoso de España, el de la Real Casa de Correos, junto a otros tres compañeros. En los días previos a la Nochevieja, el relojero recibe a 20minutos junto al singular mecanismo, que está compuesto por casi 500 piezas de latón y bronce. La máquina data de finales del siglo XIX y se accede a ella tras subir dos tramos de una escalera de caracol de hierro forjado que parte del último piso de la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid. 

El reloj, un regalo del relojero leonés José Rodríguez Losada al Ayuntamiento de la capital, se instaló en el edificio en 1866. Desde entonces solo se ha desmontado una vez, en 1996, cuando se restauró íntegramente. Ese delicado trabajo corrió a cargo de Pedro, su socio Jesús y los hermanos de ambos, Santiago Ortiz y Juan López-Terradas. Los cuatro se hicieron con un concurso público para llevar a cabo esa labor nunca antes acometida y desde entonces se ocupan de la máquina, un desempeño al que se dedican durante todo el año. 

"Venimos todas las semanas un par de días como mínimo", detalla el relojero, que cuenta que esa supervisión se intensifica, pasando a ser casi diaria, cuando se acerca el final de diciembre. "El 31 pasamos prácticamente pasamos el día aquí", cuenta Pedro. La última jornada del año el cometido principal es mantener la precisión, que el reloj esté totalmente sincronizado con el Observatorio Astronómico de Madrid.

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: EDICIÓN VIDEO - RELOJERO PUERTA DEL SOL
El reloj de la Puerta del Sol sólo se ha desmontado una vez, en 1996.
Jorge París

Durante el resto del año hay otras tareas, como elevar las pesas, unos elementos que son esenciales para su funcionamiento. "Se remontan un día a la semana y el reloj obtiene la energía para funcionar al ir bajando este peso", explica el relojero. Es lo que comúnmente se conocería como darle cuerda. Como es un reloj público, a la vista de todos, no se pueden permitir ningún descuido. 

"Si hubiera un problema, lo vería todo el mundo", incide Pedro, que remarca que nunca se ha registrado un problema que impida su funcionamiento normal, pero es una posibilidad que podría darse. "Es una máquina y todas las máquinas tienen la posibilidad de fallar, pero para eso lo mantenemos durante todo el año y procuramos que eso no ocurra", asegura. 

Los encargados del reloj de la Real Casa de Correos desarrollan una labor casi única y en vías de extinción: cada vez hay menos maestros relojeros en activo y apenas existe relevo generacional, por lo que se tiende a sustituir estos mecanismos centenarios por otros digitales. "No sé cuánto tiempo más estaremos... creo que no mucho más porque todos vamos cumpliendo años", confiesa Pedro, que se ve tan solo uno o dos años más desempeñando su labor actual como uno de los 'guardianes' del reloj. 

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: EDICIÓN VIDEO - RELOJERO PUERTA DEL SOL
Detalle del secundero del reloj de la Puerta del Sol.
Jorge París

Pedro explica que es muy singular vivir la Nochevieja tras la esfera en la que están fijos millones de ojos. Durante la Nochevieja, escuchan el bullicio de la gente que acude a celebrar el año nuevo a la Puerta del Sol y aprecian cómo el griterío se torna en un silencio que lo envuelve todo -aunque nada comparado con el estremedor sigilo en el que estuvo la plaza el 31 de diciembre de 2020, recuerda- cuando empiezan los siempre controvertidos cuartos. "Tienen todo el sentido: son el aviso de que el reloj va a empezar a dar la hora", subraya Pedro.

Las doce campanadas siempre pillan a los cuatro responsables del reloj de la Puerta del Sol trabajando y fuera de casa. El 'peaje' que han tenido que pagar es elevado: no pasan ni el día ni la noche en familia. "Tenemos que estar aquí porque es nuestro trabajo, no nos queda más remedio", incide Pedro confesando que sus familias "han desistido" de pedirles que alguna Nochevieja intenten cenar en casa.

Tampoco se toman las uvas, no al menos al compás de los toques que marcan la medianoche. "Nos las tomamos unos minutos después con una copita de cava", explica Pedro Ortiz Rey, que se ríe al preguntarle por ese mito que dice que no tomarse las doce uvas con las campanadas da mala suerte. "Nosotros llevamos 27 años sin tomárnoslas", apunta sin perder de vista el mecanismo del reloj junto al que ha pasado gran parte de su vida profesional y que conoce a la perfección.

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