Mar Ugarte Adjunta a Presidencia del CEDDD, Consejo Español de la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia.
OPINIÓN

No, lo suyo no es un TOC

Los pacientes con TOC tienen 10 veces más probabilidad de suicidarse o de exhibir comportamientos suicidas.
Los pacientes con TOC tienen 10 veces más probabilidad de suicidarse o de exhibir comportamientos suicidas.
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Los pacientes con TOC tienen 10 veces más probabilidad de suicidarse o de exhibir comportamientos suicidas.

Antes de que termine el mes de la salud mental, quiero hacer una reflexión y a la vez dar un consejo. Dar un toque de atención concretamente al uso, por qué no decir manoseo, que se está haciendo del TOC (Trastorno Obsesivo Convulsivo).

La pandemia nos ha abierto unos cuantos melones que hasta ahora socialmente estaban ocultos. Por su alta estigmatización y reprobación social e incluso familiar. Temor al rechazo, a la incomprensión y exclusión social e incluso al ridículo y a la risa. Hemos pasado de evitar declararlo a utilizarlo frívolamente para definirnos y destacar muchas veces nuestra imagen para ser diferentes.

El trastorno obsesivo-compulsivo es un trastorno crónico (duradero) frecuente que se caracteriza por pensamientos incontrolables y recurrentes (obsesiones), los cuales pueden llevar a las personas a tener comportamientos repetitivos (compulsiones).

Tener un TOC no es asunto baladí; te incapacita en tu vida, tu profesión, tus relaciones familiares y sociales

Son varias las publicaciones de personajes públicos en distintas redes sociales que se autorretratan sobre sus cualidades y defectos y destacan tener un TOC. Con todos los respetos, en el caso de que lo tengan diagnosticado realmente (ya que se encuadra en una patología de salud mental), trasladan una imagen frívola y superficial e incluso a veces graciosa de una enfermedad que se oculta por ese doble estigma: ser una patología de salud mental y ser motivo de risa y mofa antes esos comportamientos repetitivos.

Las verdaderas historias de las personas no se conocen; porque ni siquiera se atreven a ir a un especialista para pedir ayuda. La mayoría de estas personas son muy inteligentes, algunas de forma desbordante, pero su sistema de seguridad implícito en todos nosotros les está fallando constantemente.

Cuando tu cuerpo ya no soporta un nivel tan alto de ansiedad continuada, busca la forma de regularse, aunque no sea adaptativa. Aquí no funciona bien el ansiolítico, pues no te quita de la cabeza el pensamiento. ¿Entonces? Se van desarrollando mental o físicamente acciones y estrategias encaminadas a disminuir la ansiedad y que les llaman conductas de seguridad o compulsiones. Sí, esas son las sandeces que si no conocemos el trasfondo a la gente le pueden hacer gracia. Flaco favor la obra teatral TOC TOC y las sucesivas versiones en el cine han hecho a esta patología.

Ellos no eligen hacerlo, pero la mente es caprichosa y hace asociaciones de lo más surrealista, y puede que dar por ejemplo unos saltitos tontos que evite que ocurra esa desgracia que tanto le preocupa. Por supuesto que saben que dar un salto no evitará nada. “Pero ¿y si por casualidad lo evita? Vale, no lo evita, pero si no lo hago estaré todo el día haciéndome preguntas y ya no puedo más. Quiero apagar mi cabeza.”

Según datos de un informe del Ministerio de Sanidad en el TOC destaca el gradiente social de la enfermedad (a menor nivel de renta mayor prevalencia). La discriminación y la desigualdad están garantizadas. Los pacientes con TOC tienen 10 veces más probabilidad de suicidarse o de exhibir comportamientos suicidas. A lo que tengo que añadir que del 5 al 25% de personas que padecen TOC han admitido el intento de suicidio en algún momento de sus vidas.

Tener un TOC no es asunto baladí, no debe divertir a nadie ni ser utilizado como característica peculiar de la personalidad; te incapacita en tu vida, tu profesión, tus relaciones familiares y sociales; en definitiva, te impide tener una vida autónoma plena. No, lo suyo no es un TOC.

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