Ni un alma más cabía ayer en el monte. Como cada año, miles de romeros (500.000 según la Policía) quisieron acompañar a la Virgen, que ayer lució un manto huertano, hasta su santuario. Y llegaron desde todos los puntos de la Región: Librilla, Archena, Alguazas, Alcantarilla, Beniel, Fortuna...

Parejas, bebés, mayores, jóvenes y niños acompañaron a la Morenica. La mayoría hicieron la romería completa, desde la catedral, pero fueron muchos los que decidieron adelantarse y esperar a la Fuensanta en el santuario. Sobre las 12.00 h, el templo ya era un hervidero: mesas, colchas en el suelo, tiendas de campaña, taburetes... había que aguantar bajo el sol, pese a la amenaza de lluvia, con un buen almuerzo.

Y mientras la Virgen subía por el Reguerón, los romeros le pedían por el trabajo y la salud: «Que no me falte ahora que es cuando más la necesito. Que me quite las dolencias», decía Cristóbal López. María López, también pedía para que no faltara el empleo.

Promesas y sin zapatos

Muchos fueron los fieles que subieron ayer descalzos. «Lo hago desde hace más de 15 años por devoción», decía María Antonia Gil, acompañada por sus hijas. Gloria Bravo se descalzó para darle las gracias a La Morenica «por mejorar la vista de mi hija». Hasta una niña de 13 años, Mari Ángeles Martínez, subió descalza «para agradecer lo bien que está mi familia».

Y es que La Fuensanta tiene devotos por todo el mundo, como Josefina Gómez, una murciana que lleva 40 años en Suiza y que peregrinó «porque hizo una promesa».

A las 14.40 h, la patrona entró en su santuario y los romeros, con lágrimas en los ojos, se despidieron de ella: hasta el año que viene, Virgen guapa.