Putin admite que Rusia estuvo al borde de una "guerra civil" pero perdona los delitos de Prigozhin, que ya está en Bielorrusia

El presidente de Rusia, Vladimir Putín, en un acto público.
El presidente de Rusia, Vladimir Putín, en un acto público.
SPUTNIK / KREMLIN / POOL / EFE
El presidente de Rusia, Vladimir Putín, en un acto público.

Los días en los que Putin era una figura de autoridad en Rusia son historia. La rebelión armada del Grupo Wagner el pasado viernes ha terminado, pero sus coletazos siguen presentes. La imagen de estabilidad que trata de proyectar el Kremlin tardará en ser una realidad; pese a que aseguran haber conseguido frenar una posible guerra civil. El líder de los mercenarios, Yevgueni Prigozhin, ya está en Bielorrusia gracias a la mediación de su presidente, Aleksandr Lukashenko. Mientras aterrizaba, el mandatario ruso reconocía su intención de retirar los cargos penales contra los miembros de Wagner, lo que ha provocado fuertes críticas en el país, ya que había prometido mano dura contra los insurrectos.

Putin ha agradecido a los servicios de seguridad y efectivos militares que lograsen proteger el orden constitucional y detener "una guerra civil", ya que el resultado inevitable de la rebelión, de lo contrario, hubiera sido "el caos". El líder ruso insinuó la posibilidad de una investigación sobre el uso de dinero público por parte de Wagner, cuyo mantenimiento, según confirmó, corría plenamente a cargo de las arcas estatales y que en un año había recibido 86.000 millones de rublos (920 millones de euros).

Las autoridades de Rusia han anunciado este martes el cierre del caso abierto por rebelión armada después de que Prigozhin diera orden a sus fuerzas para que detuvieran su avance hacia la capital rusa. El caso se había abierto a última hora del viernes, si bien el sábado el Kremlin anunció que un acuerdo con mediación de Alexander Lukashenko incluía eliminar la acusación por traición. 

El Kremlin quiere aparentar normalidad y ha anunciado este martes la retirada del régimen de operación antiterrorista en la capital. Según las autoridades, la decisión ha sido adoptada "ante la ausencia de amenazas a la vida, la salud, la propiedad y otros intereses legalmente protegidos de la población. Con todo, la purga para conocer quienes estaban con el presidente y quienes pensaban posicionarse del lado de Prigozhin solo acaba de empezar. El presidente de la Duma del Estado ha anunciado también este martes que ha pedido al Comité de Seguridad que investigue qué altos cargos rusos trataron abandonar Rusia durante el motín. 

Prigozhin ya está en Bielorrusia

El que ya no se encuentra en territorio ruso es el jefe del Grupo Wagner, que ha llegado este martes a Bielorrusia, como ha confirmado el presidente Lukashenko. En un acto público de este martes, el líder bielorruso ha defendido las "garantías de seguridad" para Prigozhin en su país, que ya había asegurado este lunes que en ningún caso quería derrocar al "Gobierno elegido democráticamente" y que, si paró, fue "para evitar un derramamiento de sangre".

De su llegada a Bielorrusia no hay información más allá que la confirmación de Lukashenko, ni tampoco está claro qué pasara ahora con el resto de mercenarios. El grupo podría disolverse, pero hasta entonces se instalarán en campamentos en territorio bielorruso. El presidente de Bielorrusia también ha desmentido que vaya a recurrir a Wagner para proteger las armas nucleares tácticas enviadas por Rusia o que tenga constancia de alguna "provocación" en Bielorrusia de cara a la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN en julio en Vilna.

Lukashenko ha reconocido también este martes que el pasado sábado dio orden a su Ejército de estar listo para el combate ante la posible escalada en Rusia y ha alabado el papel de sus Fuerzas Armadas y su rápida capacidad de reacción. Además, ha defendido el trabajo del ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, al que el jefe de Wagner había criticado reiteradamente los últimos meses: "A veces se le critica inmerecidamente".

También ha afirmado que, en una conversación telefónica con Prigozhin, le advirtió de que "nadie le entregaría a Shoigu o al (jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, Valeri) Gerasimov". "Conoces a Putin tan bien como yo. No se verá contigo. Ni siquiera hablará contigo por teléfono en esta situación", ha añadido, al recordar una parte de la conversación en la que el oligarca supuestamente reclamaba "justicia".

No obstante, Lukashenko sí ha reconocido errores, tanto por su parte como por la de Putin y Prigozhin: "No supimos anticiparnos a esta situación". "Dejamos que se nos escapara y entonces todo se descontroló", ha apuntado Lukashenko, que ha pedido que ni a él ni a los otros dos aludidos se les considere "héroes".

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