Carlos lleva 23.000 euros en los bolsillos de sus pantalones. Apenas le pesan, un kilo. En cada uno de ellos transporta un lingote de oro de 500 gramos (11.500 euros ha pagado por cada uno). Como si nada. Ahora cogerá el coche del parking y directo a casa.

Fran es más modesto. Ha pagado 2.300 euros por un lingote de 100 gramos, el que más se comercializa. Adolfo quiere hacer un regalo. El lingote de dos gramos es el más barato: 76 euros. Un detalle para su chica.

El ir y venir de clientes es constante. La fiebre del oro ha vuelto. "En tiempo de crisis, se compra oro. Siempre. Es lo único que no ha perdido valor. Todo lo contrario", explica Marta Domínguez, directora de Oro Direct, una de las pocas empresas que venden el preciado metal en España.

Las ventas se han multiplicado por 10 en un año. Y eso que España no es un país con tradición en la compra de oro. Pero los vaivenes de la Bolsa, el desplome del sector inmobiliario y las estafas de los sellos de Fórum y Afinsa han animado a los pequeños inversores, que ven en el oro un valor refugio.

Y rentable. La onza (31,1 gramos) valía 35 dólares en 1971; en 2001 subió a los 250 dólares y ayer su cotización cerró en 999 euros. Su precio ha crecido un 35% en dos años.

¿Por qué? Sube la demanda, sube su valor. Domínguez pone un ejemplo: en septiembre de 2008, el lingote de un kilo valía 19.000 euros, en febrero de este año, 26.000 euros, una rentabilidad de 7.000 euros.

En Oro Direct están viviendo esta fiebre. Sólo en 2008 y los primeros meses de 2009 Oro Direct ha vendido ya tres toneladas de oro físico.

¿A 2.500 dólares en cinco años?

El banco suizo UBS ha pronosticado que la onza de oro podría alcanzar los 2.500 euros en cinco años. "Lo que está claro es que su precio ya no bajará por debajo de lo 900 dólares", explica Domínguez, que asegura que todos los bancos centrales ya no venden sus reservas de oro. "Todos las mantienen o aumentan, ¿por qué sera?".

El valor del preciado metal

El búnker más grande

El ritmo de venta es tan alto que Oro Direct acaba de recibir un cargamento valorado en 2,5 millones. Lo guarda en su búnker, el recinto privado más grande que hay en toda España. A buen recaudo tras dos puertas de 4,5 toneladas y rodeado de paredes de 10 toneladas de hormigón y acero reforzado. Dos guardias de seguridad están en la puerta.

Aunque el oro antes estaba destinado a una élite que compraba en el extranjero o en bancos especializados, el metal amarillo se ha popularizado.

"Ahora la gran mayoría son clientes medios, que se gastan unos 2.000 euros en lingotes de 50 y 100 gramos. Se trata de un inversor conservador, que busca un valor seguro a medio y largo plazo, que quiere dejárselo a sus hijos", señala Domínguez.

Y es que una de las ventajas de comprar oro es que está exento de IVA y no tiene impuesto de sucesiones.