La montaña de Montjüic alberga uno de los faros más modernos de Catalunya. Algunos dicen que en los dibujos del artista flamenco Antón Van der Wyngarde, de 1563, se perfilaban los esbozos del Far de Montjüic. Pero no fue hasta la ampliación del Port de Barcelona cuando se vio la necesidad de construir un faro que sirviera de recalada a los buques y que tuviera un alcance geométrico superior al del Far del Llobregat.
El de Montjüic forma un edificio de dos plantas. Hasta hace 10 años, una de las plantas estaba destinada a vivienda del farero. Convivían dos familias, ya que el trabajo se prolongaba las 24 horas del día. Desde la aparición del GPS el oficio de farero está en retroceso. Desde la Autoritat Portuària afirman que nunca desaparecerá porque «los marineros siempren se guiarán por los faros».
El Far de Montjuïc lleva dos años en obras y los responsables de la Autoritat Portuària no saben cuándo finalizarán porque todavía no se ha decidido la función que desempeñará en el futuro.
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