La simbología de la coronación de Carlos III: los puntos cardinales, la unción secreta que nadie puede ver...

La coronación de Carlos III fue un evento lleno de simbolismo.
La coronación de Carlos III fue un evento lleno de simbolismo.
Richard Pohle / GETTY
La coronación de Carlos III fue un evento lleno de simbolismo.

La ceremonia de coronación de Carlos III, este sábado en la Abadía de Westminster, en Londres, ha sido un evento histórico, ya que no se producía uno de este tipo desde hace 70 años, cuando fue coronada la difunta Isabel II.

Se trata de una ceremonia con más de 1.000 años de antigüedad y cargada de simbolismo en todos y cada uno de sus detalles, desde la ubicación del monarca hasta los rituales que en él se llevan a cabo.

Por ejemplo, nada más llegar a la Abadía de Westminster, Carlos III y la reina consorte Camilla ocuparon sus lugares en sillas ceremoniales para el servicio y justo después, el rey se ha girado cuatro veces para presentarse a la congregación, una referencia a los cuatro puntos cardinales.

Uno de los momentos más importantes de la ceremonia no lo pudo ver nadie: se trata de la unción, considerado tan sagrado que no debe haber testigos. Para ello, una mampara ricamente bordada para la ocasión cubrió al rey y a los oficiantes.

Al rey se le quita el manto ceremonial y se sienta en la Silla de la Coronación, un trono de madera fabricado en el año 1300 por orden del rey Eduardo I. Bajo la silla estará la Piedra del Destino, una roca sobre la que se sentaban los reyes de Escocia.

Ocultos a los ojos de los demás, el deán de Westminster vertió aceite de crisma, o aceite sagrado, de la ampolla, un recipiente en forma de águila dorada, a la cuchara de la coronación, que data del siglo XII.

Este aceite procede de aceitunas del Monte de los Olivos en Jerusalén y está perfumado por diferentes sustancias. Como novedad, y en consonancia con el amor de Carlos III por la naturaleza, no se han empleado productos procedentes de animales.

En cuanto al atuendo, Carlos portó el colobium sindonis, 'túnica del sudario' en latín, que es una pieza de lino blanco sin mangas que simboliza la presentación del soberano en toda simplicidad ante Dios.

Luego se le colocó un manto en brocado dorado conocido como supertunica. Es un tipo de manto sacerdotal que simboliza que el monarca ha sido consagrado ante Dios y a su servicio.

Además, en la ceremonia figuraron varios objetos con gran simbología. El primero y más importante es la corona de San Eduardo, de más de 300 años de antigüedad, que simboliza el poder y la dignidad del monarca como jefe de Estado.

Otros elementos son las espuelas de oro, símbolos de honor y valor, virtudes asociadas a los caballeros medievales. 

Carlos III cuenta con cinco espadas: la espada de la ofrenda, que representa el compromiso del rey con su pueblo y su reino; la espada del Estado, símbolo de la autoridad del monarca; la espada de la Justicia Temporal, que representa el papel del rey como jefe de las Fuerzas Armadas; la espada de la Justicia Espiritual, símbolo del monarca como Defensor de la Fe y la espada de la Misericordia o Curtana, que simboliza la misericordia del soberano.

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