El presidente francés, Emmanuel Macron, atraviesa sus horas más bajas en el Elíseo y este miércoles se enfrenta a la que probablemente sea la entrevista más complicada desde que llegó a la presidencia.  

Programada para las 13.00 horas y retransmitida en directo por la televisión pública francesa France 2 y por el canal TF1, la entrevista ha levantado muchísima expectación en Francia y se espera una audiencia masiva para esta intervención del presidente galo.

Superada una moción de censura por la mínima, su polémica reforma de las pensiones será, sin duda, el tema central de la entrevista y Macron intentará defenderla para tranquilizar al electorado y apaciguar unas protestas generalizadas que en los últimos días han incendiado las calles de las principales ciudades.

Las protestas contra la reforma de las pensiones dejan a Francia sin gasolina y el Gobierno desbloquea centros petroleros

Ya este martes, Macron mostró un mensaje de firmeza frente a la multiplicación de manifestaciones callejeras contra la reforma de las pensiones, que mantienen paralizados varios sectores económicos y amenazan con una escasez de carburantes en los próximos días.

Tras recibir a los pesos pesados de su Gobierno y de su grupo parlamentario en el Elíseo, el presidente filtró un mensaje de que no cambiará el Gobierno ni convocará elecciones. Y tampoco contempla un referéndum sobre las pensiones, como le pide la oposición.

Pero será este miércoles cuando Macron romperá su silencio en las dos principales cadenas del país, donde se espera que desvele su estrategia para salir de la crisis política en la que se encuentra.

El horario elegido por Macron para conceder la entrevista, las 13.00 horas en lugar del prime time vespertino, también ha sido criticado por los partidos de la oposición. Diversos analistas entienden que ha optado por este horario para aprovechar una audiencia más moderada y entre la que se encuentran muchos jubilados.

También consideran los analistas que Macron quiere dirigirse a muchos franceses de provincias que suelen regresar a casa al mediodía para calmar así unas protestas que se han generalizado fuera de la región de París.