Nord Stream, de solución energética a herramienta de presión: "El sabotaje es un aviso sobre las infraestructuras de la UE"

Las fugas de Nord Stream.
Las fugas de Nord Stream.
Carlos Gámez
Las fugas de Nord Stream.

Esta es la historia de cómo una relación que fue de amistad interesada durante años se ha convertido en un problema para Europa y en una herramienta de presión para Rusia. El Nord Stream es la referencia de lo que pudo ser y no fue. Alemania, gran defensor de meter en vereda a Putin, lo intentó... pero no lo ha conseguido. El Nord Stream 1 funcionó, pero ya no lo hace; el Nord Stream 2 nunca ha llegado a hacerlo. El doble gasoducto se ha convertido en el principio y el fin de los vínculos entre Moscú y Berlín, contagiando directamente al resto de la UE. Ahora, el ataque -cuya autoría no está todavía clara- contra esta infraestructura añade más capítulos a la historia.

El Nord Stream 1 tenía almacenado gas después de que Rusia anunciara que el suministro ya no iba a más, pero la energía que todavía se guardaba en el tubo se está liberando por cuatro fugas que generarán, según muchos expertos, "un desastre medioambiental". Alemania da por hecho que retomar la llegada de gas por ahí es imposible. Lo que fue visto en su momento por los más optimistas como una solución energética a gran escala ahora ha pasado a ser un arma más en el contexto de una guerra que se libra en Ucrania pero que tiene demasiadas aristas más allá de Kiev.

En septiembre del 2005, en los últimos días de Gerhard Schroder (excanciller, otrora referente del SPD e intimo de Putin) en el poder, el propio presidente visitó la capital alemana y entre los dos firmaron el acuerdo para construir este gasoducto a través del mar Báltico. Perder las elecciones pocas semanas después no le supuso ningún trauma al mandatario, que pasó a ocupar un puesto muy relevante precisamente en la empresa Nord Stream, encargada del proyecto. Este se inauguraría en 2011 precisamente bajo el nombre del Nord Stream 1.

Fuga en el gaseoducto Nord Stream. (EP)

Angela Merkel, por su parte, tuvo 16 años de acercamientos y tensiones con Rusia, y en muchos momentos priorizó las relaciones comerciales con Moscú dejando de lado los movimientos autoritarios de Putin. Ese periodo de la eterna canciller, por largo y complejo, da para un capítulo aparte en las relaciones entre Alemania y Rusia. Recogió el testigo de Schröder en muchos sentidos y de hecho fue ella la que, en 2011, inauguró el Nord Stream 1 junto al entonces presidente ruso Dimitri Medvedev, pues Vladimir Putin tuvo un 'impass' en el que fue primer ministro (entre 2008 y 2012).

En esa montaña rusa que fue la era Merkel, cuando se calmaron las aguas de puertas hacia fuera (aunque la guerra siguió) Berlín volvió a sentarse en la mesa con Moscú para hablar de negocios. Y apareció el otro gran proyecto: el Nord Stream 2. En 2018 parecía que el gasoducto 'gemelo' del Nord Stream 1 empezaba tomar cuerpo. El año 2021 fue clave, porque la construcción terminó, en dos tramos, quedando a falta de la certificación final... que no se ha concretado. Y no lo hizo porque Olaf Scholz, cómplice durante años de la política de la CDU, apretó el botón de stop justo antes de que Moscú lanzase la invasión sobre Ucrania.

De una 'desconexión' gradual a los casos de sabotaje

Rusia ha ido apretando las tuercas energéticas por fascículos entre excusas por culpa, dice el Kremlin, de las sanciones occidentales. Primero redujo el suministro, después lo redujo un poco y más tarde lo dejó a cero. Ahora todo ha saltado por los aires. Putin se lava las manos, pero casi todos los ojos le miran a él. Su Gobierno, no obstante, se ha apresurado a pedir una investigación a Naciones Unidas. 

Este mismo jueves se detectó de hecho una nueva fuga. La guardia costera de Suecia detectó el cuarto escape que se suma a los tres detectados en las dos tuberías entre el domingo y el lunes, que las autoridades de Dinamarca y Suecia investigan como sabotaje. La cuarta fuga, de menor tamaño, se encuentra en la zona exclusiva económica sueca y en el Nord Stream 2, según informó Jenny Larsson, portavoz de la Guardia costera. Mientras, en Rusia, el Kremlin considera esta situación "extremadamente peligrosa" y ha demandado una investigación. 

"Se trata de un vertido grande de unos 900 metros de diámetro y otro menor de unos 200 metros", afirmó esa fuente. El descubrimiento fue hecho hace un día durante una patrulla de las autoridades suecas, que al igual que las danesas, supervisan con barcos y aviones la zona, aunque no había sido difundido hasta ahora. En total hay dos fugas en cada gasoducto, dos en la zona danesa y dos en la sueca, en aguas internacionales. El escenario, con todo, ha cambiado. Lo que transportaba gas ahora se queda hecho añicos pero con un cometido: servir de elemento estratégico.

Sonia Velázquez, analista de El Orden Mundial especializada en energía, explica a 20minutos que "Rusia primero disminuyó el flujo por el NS1, luego dijo que tenia que mantenerlo y recortó más y poco después dijo que lo cortaba definitivamente". Si se mantiene la tesis de que Moscú está detrás de los destrozos, "es más una demostración de fuerza, porque energéticamente ya ha hecho el daño que podía hacer". Velázquez sentencia con un análisis de lo que ahora queda: "Lo único que ha destruido (adicional a lo anterior) es la esperanza de que por algún motivo Rusia reanudase el envío de gas que había ido disminuyendo".

Lo único que ha destruido es la esperanza de que por algún motivo Rusia reanudase el envío de gas que había ido disminuyendo

Por su parte, Mauro G. Ferrándiz, analista de geopolítica energética, sostiene que "en cuanto al suministro de gas ruso a Europa, por Nord Stream 1 no fluía gas desde hace ya varias semanas y Nord Stream 2 nunca se llegó a activar, por lo que estaríamos en la misma situación que antes del sabotaje". El analista reconoce que las fugas "pueden ser reparadas" pero ahora mismo "nadie pone sobre la mesa el hecho de que Rusia pueda ser en el futuro un socio energético de la UE".

"Lo importante ahora es que esto pueda ser un aviso de lo que Rusia, o el actor responsable, puede hacer sobre las infraestructuras de la UE. Y es que tenemos también el nuevo gasoducto que conecta Noruega con Polonia, que entró en funcionamiento el mismo día del sabotaje; un poco más al oeste además tenemos otras vías que unen Noruega con el Reino Unido y con la UE", prosigue Ferrándiz. El riesgo por lo tanto está en que se trate de una advertencia. "En caso de que nos viésemos sin gas desde Noruega el escenario sería mucho más serio", termina.

En un escenario tan complicado, Francia ha vuelto a abrir las puertas al MidCat. Europa está necesitada de interconexiones desde el sur hacia el norte y España sabe que se juega mucho en ese caso. ¿Reaviva el daño al Nord Stream la alternativa franco-española que tanto reclama Alemania? No necesariamente. "Yo creo que simplemente es otro amago francés; no es por lo ocurrido con Nord Stream 1, es simplemente porque le está presionando todo el mundo, así que ha dado una patada hacia delante diciendo que lo volverá a estudiar pero siempre a largo plazo", aclara Sonia Velázquez. Coincide Ferrándiz en esto: "Francia ha repetido más de lo mismo", aunque, añade, "esto no es una solución a corto plazo" por lo que las decisiones que se tomen ahora mismo "tienen poco efecto".

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