Gatos

Así es el manx, la raza de gato sin cola que requiere cuidados especiales por esta sensible mutación

Manx brown tabby rumpy.
20minutos

La raza de gato manx es originaria de la Isla de Man, entre Gran Bretaña e Irlanda. Son numerosas las leyendas y mitos que quieren buscar un histórico y épico pasado a esta raza, pero la realidad es que sabemos de su existencia desde el siglo XIX, y, lo que no es poca cosa, es una de las razas fundadoras en el registro Cat Fanciers’ Association (CFA) en 1903, una de las asociaciones de registro de razas felinas predominante en Estados Unidos. Es posible, sin embargo, que la isla británica ya albergara desde mucho antes una población respetable de gatos sin cola, que antes de tener el nombre de manx se conocían coloquialmente en la región como “rumpy”, que carece de traducción.

Que existiera una población local de gatos callejeros sin cola se debe a que la mutación del manx, surgida de forma espontánea, es dominante, por lo que esta condición se propagó rápidamente favorecida por el aislamiento insular y la limitada diversidad genética felina en la zona.

Podemos asegurar sin género de duda que la hipótesis que afirma que el manx es un híbrido entre un gato y un conejo, o la fábula que atribuye su ausencia de cola a que Noé cerró la puerta del bíblico barco cuando empezó a llover, atrapando y seccionando la extremidad accidentalmente, son rotundamente falsas y carecen de todo respaldo científico.

Existe una variedad de pelo semilargo, creada, esta sí, por selección de ejemplares y cruces con persas y otras razas de pelo largo y semilargo en Canadá, cuyo nombre de la raza es cymric. Manx y cymric son gatos con un contorno muy compacto y redondeado, y se admiten todos los colores y patrones, exceptuando las diluciones y el colourpoint. Ambas variedades están actualmente reconocidas por casi todas las asociaciones felinas internacionales — FIFe no reconoce al cymric—, pero algunas de ellas han impuesto rígidas restricciones de cría y reproducción por el Síndrome Manx, la mutación que impide el desarrollo de la cola.

Sociables en el hogar, pero desaconsejables con niños pequeños

Quienes conviven con un manx dicen que son gatos de naturaleza juguetona, con una gran potencia en los cuartos traseros que les hace muy ágiles y amantes de la alturas. No llevan bien la soledad, y aunque pueden convivir con otros animales, los criadores señalan que necesitan buena sociabilización para evitar un comportamiento territorial. En cuanto a los niños, el problema surge debido a este defecto genético grave y que provoca una extrema sensibilidad nerviosa al final de la columna deformada. Los manx requieren, por tanto, un trato suave y adecuado en el que los cuartos traseros siempre deben estar apoyados para alzarles o cogerles en brazos, evitando lastimarles y causarles una presión dolorosa.

El estándar del manx admite cinco longitudes de cola, que van desde la más extrema, que siguen llamando rumpy, y donde hay un hueco donde debería nacer la cola, hasta el tailed, que es un manx con una cola larga natural y que no ha heredado la mutación. La reproducción de dos manx rumpy están prohibidas por la mayoría de asociaciones felinas, debido a la tasa de mortalidad de las camadas por la malformación. La Federación de Universidades por el Bienestar Animal (UFAW), recoge en un extenso artículo todos los efectos negativos de esta condición y solicitan que se revise y considere seriamente continuar con la cría de una raza “ cuya característica principal se basa en un gen tan dañino”.