Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La mala luz de Will Smith

Will Smith, en el vídeo publicado este viernes
Will Smith, en el vídeo publicado este viernes
20MINUTOS
Will Smith, en el vídeo publicado este viernes

Cuando los contratos empiezan a faltar, cuando la credibilidad pública no remonta. Entonces, llegó la disculpa pública de Will Smith a Chris Rock. Cuatro meses después del bofetón en los Oscar, Smith ha reaccionado porque quizá ya se ha percatado que su amable imagen pública se ha resquebrajado sin retorno por la violenta reacción que tuvo en la noche que, por fin, Hollywood le iba a premiar con su más insigne estatuilla. No pudo celebrar nada, pues el odio brotó. Y no lo controló, demostrando frente a una audiencia millonaria que la inquina no sirve de nada, sólo amarga la fiesta.

Ahora Smith intenta remontar con un vídeo calculado para dar pena. "Voy a decirte Chris: me disculpo contigo. Mi comportamiento fue inaceptable, y estoy aquí para cuando quieras hablar. Quiero disculparme con la madre de Chris. Vi la entrevista que hizo y, ustedes saben, una cosa es que yo no me había dado cuenta de cuántas personas lastimé en ese momento. Entonces quiero disculparme con la madre de Chris, con su familia, en especial con Tony Rock".

Smith pretende atrapar la emoción del espectador utilizando el sentimentalismo de la figura materna. Al recoger el Oscar tiró de la religión como escudo protector con el que escabullirse de la responsabilidad. No valió. Hoy toca buscar la lágrima con la entrañable identificación que despiertan las mamás en un vídeo diseñado para retransmitir que está profundamente arrepentido tras meses de reflexión. Así lo verbaliza. Así lo recalca.

Pero la imagen de impacto que dejó en los Oscar le perseguirá para siempre y no se puede borrar con un simple mensaje de disculpas. ¿Cómo remediar la mejor campaña de mala publicidad provocada en directo en el prime time en el que todo el mundo vuelve a mirar a Hollywood?

La agencia de representación de Smith necesita una estampa visual con la que el público empatice con un actor demacrado. De ahí que este vídeo esté mal iluminado para no favorecerle. Para dar lástima. Para mostrar el sufrimiento del arrepentimiento. 

La luz en cine y televisión te puede guapear o afear. Aquí se ha optado por un Will apagado al que ni siquiera se le han quitado bien los brillos de la cara con maquillaje. Es la liturgia del sufrimiento planteada en un mensaje realizado en un decorado que desprende tanta frialdad y artificio que es difícil creer las excusas. Sólo sus ojos delatan a un actor perdido, buscando las palabras exactas. Se dirige a Chris, pero evidencia que le cuesta mirar al objetivo de la cámara, mirar de frente a ese público que ya no le ve como antes.

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