Está dirigido a proteger, poner en valor y restaurar este elemento geológico, así como a integrar los objetivos de conservación de sus valores científicos, culturales y paisajísticos con el interés socioeconómico del espacio.

Entre las medidas contempladas para reforzar su protección se incluye la aprobación de un plan rector de uso y gestión del monumento natural de la Falla del Moraig. También se crea un consejo de participación compuesto por ocho miembros, como órgano colegiado colaborador y asesor de la Conselleria de Transición Ecológica en materia consultiva, asesora y representativa, además de canalizar las iniciativas dirigidas a su gestión.

El área conocida como la Falla del Moraig constituye un elemento geomorfológico singular, catalogado como lugar de interés geológico por el Instituto Geológico y Minero de España. Destaca una pared rocosa extraplomada que sobresale del terreno, donde se pueden observar con claridad el plano de falla y las estrías verticales provocadas por el roce de los materiales calcáreos durante su formación.

11 MILLONES DE AÑOS

Esta falla, también llamada del Riu Blanc, es una fractura de la corteza terrestre normal (desplazamiento vertical) ocurrida hace 11 millones de años, durante el Mioceno Superior. Hundió los materiales calizos y formó la Cueva dels Arcs.

A lo largo del tiempo, esta falla y cueva se han visto sometida tanto a la acción del oleaje como a la disolución del agua marina sobre la roca caliza, que ha erosionado el material y ha creado otras cuevas como la del Moraig, con elementos propios de los sistemas kársticos como los espeleotermas (depósitos minerales en las cavidades). Dentro de esta última se puede encontrar la principal descarga de agua dulce del acuífero de Benissa, el Riu Blanc, que da lugar a un intrincado sistema de galerías.

Se trata del segundo enclave con esta categoría jurídica, tras la declaración de monumento natural el límite geológico K/T Capa Negra de Agost (Alicante).