Y es que quienes adquieran de segunda o tercera mano una casa de este tipo se encontrarán con que la ley no les permite ponerla a su nombre. A menos que comparezca en el acto de escritura el titular inicial.
Miles de malagueños, en concreto 1.500 de la barriada Huerta de la Palma y otros 1.000 de José Solís Ruiz, se encuentran en un limbo legal, pues los primeros dueños ya han fallecido o simplemente desconocen sus nombres.
Buscar a un muerto
Muchas de estas familias «son hasta los cuartos compradores», explica el abogado Carlos Zamalloa, uno de los promotores de la asociación Vivienda Digna, que se ha ofrecido a ayudar gratuitamente a quienes están en esta situación.
Zamalloa asegura que la única posibilidad es encontrar al dueño. Pero muchos han muerto, ya que en su mayoría son promociones de los años setenta.
Ahora, el caso de una pareja que consiguió su propiedad por una vía notarial –contemplada en la Ley Hipotecaria— abre una puerta a la esperanza. Según la asociación, es el momento de presentar estos casos ante la Junta, pues «la ley es igual para todo el mundo».
Vivienda Digna ya tiene a sus primeros veinte clientes. Si es uno de los afectados, contacte con la asociación en el teléfono 952 441 006.
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