Que Hollywood puede resultar una mala influencia para los recién llegados con éxito no es ninguna novedad, y el último en confesar que se vio dentro de ese círculo de malas costumbres ha sido Brad Pitt, que ha admitido en una entrevista Parade Magazine que tuvo que alejarse una temporada de la Meca del cine para librarse de su afición a las drogas.

"Me gustaba estar todo el rato fumando un poco de hierba y me convertí en una persona introvertida. Entonces, empecé a aburrirme y me convertí en una maldita rosquilla. Asi que tenía que alejarme todo lo que pudiera de allí, y lo hice" confiesa el actor.

Pitt atribuye su determinación a su lugar de origen: "en Missouri, de donde yo soy, no hablamos de lo que hacemos, simplemente lo hacemos, y si hablamos acerca de ello, eres visto como un fanfarrón".

La pareja de Angelina Jolie, que luce unos estupendos 45 años y seis retoños, insiste en que casarse no va con él y que de momento no entra en los planes de la pareja más sexy de Hollywood. "Amo a mi mujer, un alma gemela absolutamente. Cuando alguien me pregunta por qué no nos casamos, respondó: 'Puede que nos casemos cuando sea legal hacerlo para cualquiera'".

Y es que Pitt es un conocido defensor de los derechos de los homosexuales, a los que en Estados Unidos se les niega la posibilidad de contraer matrimonio. Además, el actor puso de manifiesto sus ideas acerca de la religión y criticó la tendencia de los credos a pautar la vida de los demás.

"Discrepo de las personas que les dicen a los demás cómo tienen que vivir. Hace poco, ví en TV a un reverendo que nos criticaba como un mal ejemplo porque convivimos como pareja fuera del matrimonio, y pedía que la gente no debería imitarnos. Me hizo reir. ¿Qué maldita ley le hace a alguien tener que decirle a otro cómo debe vivir si no hace daño a nadie?" reflexionaba el actor.