Extremismos deportivos

"Nada violento es durable". In medio virtus, repetían ya los clásicos. Pero, en reacción pendular al gran sedentarismo de las ciudades, se ha pasado al extremo opuesto de
exaltar sin límites un
ejercicio físico "récord". Se oculta que incluso los más dotados pueden competir pocos años, y
pronto decaen, hasta convertirse en un
doloroso guiñapo a los 40, 50 o 60 años -si llegan a esa edad. Múltiples
intereses, incluidos ciertos
medios de comunicación que temen perder audiencia,
impiden conocer la realidad, e inclinan a muchos a ejercitarse, en
agotarse prematuramente, enfermar y morir. Baste recordar que incluso conocidos políticos, por ganar una
popularidad que no consiguen de otro modo, se dedican a esos
excesos circenses que ya tentaron a algunos emperadores romanos. Entre otros, tenemos muy reciente la
hospitalización del guaperas
Sarkozy en Francia; y cómo, pensando cada día volver a la política, se exhibe ahora en la playa el
"culturista" Aznar, reconociendo que ha dedicado al ejercicio físico dos horas diarias durante los últimos doce años. Lástima que no haya
dedicado la mitad de ese
tiempo a desarrollar sus sesos, a la
cultura y no sólo al culturismo. Nos hubiera dado mucha menos guerra.
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