Natalia Sánchez y Marc Clotet se han embarcado juntos en una nueva aventura profesional que les está conllevando muchas alegrías, pero también muchas preocupaciones. La pareja de actores, que se conoció en 2013, tienen dos niños Lia y Neo, de 2 y 1 año, y han decidido mudarse con ellos a Argentina.

Según ha explicado la protagonista de Los Serrano, la decisión fue "de un día para otro" tras recibir una oferta irresistible de trabajar en un proyecto audiovisual junto con su marido. Hacía tiempo que no coincidían en el set de grabación juntos y no podían perder la oportunidad. 

Sin embargo, eso ha significado mover toda su familia al otro lado del charco y vivir durante unos meses en una habitación de hotel. Sánchez, que ya había hablado sobre las dificultades de entretener a los niños en un ambiente más pequeño, ha revelado el sentimiento de culpa que siente ahora que tiene que trabajar 12 horas.

En una publicación de Instagram ha mostrado dos momentos claves de su día. Uno, actuando delante de una cámara, y otro, al final de la jornada, dándole el pequeño a sus niños. Ha asegurado que mientras se encuentra en plató no deja de pensar en cómo estarán los pequeños, y cuando está con ellos, continúa repasando texto y preocupándose por el trabajo. 

Una conciliación que está siendo casi imposible y que plantea muchas dudas en su mente. Así las ha explicado en su perfil de redes sociales: "Me encanta mi trabajo y me encanta ser madre, pero a veces, con los horarios que tiene nuestra profesión, los viajes y la falta de rutina, resulta muy difícil compaginarlo todo"

"A veces siento que no llego", se ha lamentado quejándose de que su "exigencia" le genera un "sentimiento de culpa continuo" por querer estar en todas partes "al 200%".

"Marc y yo a veces hablamos de lo felices que éramos, también, antes de tener hijos", ha añadido. "Pero luego llegamos a casa después de un día intenso de trabajo y Lia y Neo nos reciben con esa ilusión e inocencia y os prometo que no hay nada comparable", ha confesado adjuntando un vídeo del momento en el que los niños corren a por ellos. 

"Ya en la cama, con las luces apagadas, nos decimos en bajito 'lo estamos haciendo bien' y nos apretamos la mano, cómplices, dándonos la fuerza necesaria para comenzar de nuevo al día siguiente", ha relatado del tierno momento del día en el que se dan cuenta de que todo merece la pena y son "unos afortunados".