Este premio está impulsado de manera conjunta por la red ICLEI Europe, el País Vasco y la ciudad de Aalborg (Dinamarca), con el apoyo del CDR y el Banco Europeo de Inversiones (EIB), ha detallado el Comité en un comunicado.

La iniciativa, que se centra en la rehabilitación física y social de un barrio degradado de Valls, ha sido seleccionada por su "potencial para catalizar una transformación sociocultural, socioeconómica y tecnológica dentro de su comunidad".

En concreto, se trata de una cooperativa de viviendas en el centro de la ciudad, cuyo objetivo de mentalidad cívica es "garantizar que los habitantes locales puedan lograr una vivienda asequible y unos niveles de vida dignos".

El proyecto desarrolló una estrategia a largo plazo con gobernanza directa de la ciudadanía a fin de generar planes de vivienda social, locales para organizaciones, espacios públicos, un refugio climático, recuperación de patrimonio y un almacén local de alimentación ecológica.

"ECONOMÍA LOCAL Y DEMOCRÁTICA"

El socio de La Titaranya, Gerard Nogués, ha dicho que este reconocimiento demuestra que "hay una manera de generar una economía local y una economía democrática fuera del capitalismo" y ha añadido que este es un síntoma de que la esperada transición -en sus palabras- hacia una sociedad justa y sostenible es posible.

El alcalde de Sevilla, presidente de la comisión de Medio Ambiente, Cambio Climático y Energía del CDR y miembro del jurado del premio, Juan Espadas, ha destacado que La Titaranya es el "ejemplo perfecto" de cómo el compromiso ciudadano y un enfoque socioeconómico integrado permiten avanzar en la acción transformadora, ha dicho.

Para el también miembro del jurado y director regional del ICLEI en Europa, Wolfgang Teubner, esta iniciativa demuestra "de manera convincente" que la transformación positiva se puede producir cuando los actores locales se apropian de la creación de un futuro sostenible y equitativo.

El jefe de Responsabilidad Corporativa del EIB y miembro del jurado, Hakan Lucius, ha sostenido que este proyecto, que se ha impuesto sobre dos ciudades nominadas -A Coruña y Nimega (Países Bajos)-, destaca por su integración de los componentes como cuestiones ambientales, retos sociales, y una buena gobernanza "con un enfoque de abajo hacia arriba en el que participan todas las piezas interesadas".