Ganadores del Planeta: "Carmen Mola es un sueño compartido, ninguno podría escribir solo una de sus novelas"

Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, los autores detrás de Carmen Mola, aseguran que esta aventura literaria es "un sueño compartido". Los escritores, ganadores del Premio Planeta 2021 por 'La bestia', creen que han abierto un debate "interesante" sobre la autoría colectiva y confiesan que ninguno de los tres sería capaz de escribir una novela de Carmen Mola solo. "De hecho, cuando escribimos nuestras obras individuales, nos salen cosas completamente diferentes".
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Ganadores del Planeta: "Carmen Mola es un sueño compartido, ninguno podría escribir solo una de sus novelas"

Así lo han manifestado los autores, que este martes han recalado en València dentro de la gira de presentación de los Planeta, junto a la finalista de esta edición, Paloma Sánchez-Garnica, con 'Últimos días en Berlín'. Ambos títulos han llegado ya a la tercera edición en diez días desde su publicación.

La novela ganadora, 'La bestia', la cuarta de este proyecto colectivo tras la serie de la inspectora Elena Blanco inaugurada con 'La novia gitana', viaja al pasado, al Madrid de 1834, para ofrecer una trama que mantiene algunos rasgos identitarios de Carmen Mola: la violencia como tema, el thriller "y el mandamiento de no aburrir al lector". "Intentamos vulnerar las reglas clásicas del viaje de aprendizaje del héroe. Queremos que el lector entienda enseguida que le puede estallar una bomba en cualquier página y esa experiencia intensa también está aquí", asevera Díaz en la entrevista con Europa Press.

Añade el autor que, por otra parte, hay "más empaque literario" y una "voluntad de crítica social" con un retrato histórico de la intransigencia representada por la guerra carlista, la miseria y, sobre todo, la "invisibilidad casi animalizada que implicaba ser mujer y pobre".

Hoy en día, sigue habiendo "derivadas" de estas cuestiones, como "la gran injusticia de nacer rico o pobre -la cerca del Madrid de entonces podría ser el Mediterráneo actual para los inmigrantes-, la situación de desigualdad de las mujeres en multitud de aspectos o la intransigencia que perdura en el debate político".

Sobre la polémica generada al descubrirse que el pseudónimo femenino escondía las identidades de tres hombres, los autores recalcan que el enmascaramiento es un juego literario habitual a lo largo de la historia y reconocen que cada uno de ellos ha vivido la gran repercusión de una forma diferente. En este sentido, Díaz señala que lo único que le molestaría es que "calara la idea de que el éxito de Carmen Mola obedece a que hay un nombre femenino en la portada.

"Echamos muchas horas para escribir las novelas de Carmen Mola, es muy complicado poner en pie cuatro novelas y a alguien le podría dar la impresión de que esto es tan fácil como poner un nombre femenino en una portada y a volar, cuando hace falta trabajo, talento y también suerte", defiende.

"DEBATES DIFERENTES"

Agustín Martínez separa "dos debates diferentes". Por un lado, el de la autoría colectiva y, por otro, el del uso del pseudónimo femenino. "A mí me parece más interesante el primero, pero el segundo hace más ruido, aunque es un ruido momentáneo y el otro se va a mantener en el tiempo", ha comentado.

Precisamente, los escritores se muestran convencidos de que la discusión "más interesante" que han generado es el de la autoría colectiva. Sobre su método de trabajo, Antonio Mercero establece un paralelismo con "una banda de rock". "Nuestro proceso es juntarnos, hablar mucho de ideas, y esas ideas se van convirtiendo se en algo que va adquiriendo una forma, la de Carmen Mola. Los tres nos sentimos muy autores de toda la novela, no hay roles repartidos".

Cuando se les pregunta qué les aporta este trabajo conjunto en comparación con el resto de su actividad, bromean entre risas: "Tomar cañas, nos divertimos mucho". Y agregan ya en serio: "Hemos conseguido un estilo. Ninguno de los tres seríamos capaces de escribir una novela de Carmen Mola nosotros solos".

La finalista de los galardones, Paloma Sánchez-Garnica traza una historia de amor y amistad, durante los años de ascenso del nazismo y el horror de la Segunda Guerra Mundial. La obra reflexiona también de los peligros de los totalitarismos.

La autora advierte que "el lenguaje es un elemento potentísimo y los totalitarismos lo utilizaron, en forma de propaganda en el caso del nazismo y de relato en el estalinismo". "De lo que se trataba era de actuar sobre la gente para hacer que entraran en su carril y excluir a todos los que no estuvieran de acuerdo. Ahora se están cometiendo errores similares, hay desconocimiento y también cierta condescendencia respecto a totalitarismos como el estalinismo. El nazismo fue vencido, juzgado y condenado pero el estalinismo fue el vencedor de la guerra y al vencedor no se le piden cuentas", observa.

HUMANIDADES PARA "REARMAR" LA PALABRA

En su opinión, "la única forma de rearmar la palabra" frente a estos riesgos es "la buena lectura y la educación". Una educación, puntualiza, "no solo basada en lo práctico y lo técnico, sino, sobre todo, en el humanismo, que es la base de todo lo anterior". "Si renunciamos a eso y dejamos las humanidades fuera de la educación no vamos por buen camino", alerta la escritora, quien, no obstante, se muestra optimista y confiada en el ser humano y con hechos como la vuelta a los libros de muchos ciudadanos durante la pandemia.

Interrogada por cómo está viviendo esta edición especialmente mediática de los Planeta, Sánchez-Garnica dice "los escritores tenemos el anonimato y lo que sale son nuestras novelas. A mí la gente me conoce por 'La sospecha de Sofía', 'La sonata del silencio' o 'Últimos días en Berlín'. Soy una autora que ha ido subiendo escalón a escalón, muy despacito, no he tenido grandes ventas exageradas y me he ido haciendo casi lector a lector, lo que me da una perspectiva, junto con la edad, muy firme de dónde estoy".

La autora confiesa a Europa Press que está disfrutando, tal y como se propuso desde la noche en la que se anunció su nombre como finalista de los Planeta. "Me propuse que los nervios no me arruinaran ese momentazo y lo conseguí. Sigo en ese estado de disfrute consciente".

Y a la pregunta de y ahora qué y si la vida sigue igual responde: "Ya tengo un proyecto en mente y mi única responsabilidad es escribir ahora mi mejor novela".

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