"Que una mujer se recupere depende del tipo y patrón de violencia, abuso y control ejercido por el agresor; de las creencias previas de las mujeres sobre la violencia, las relaciones de pareja y los roles de género; de lo interiorizados que tenga los mandatos de género; de los recursos materiales y de apoyo social disponibles y de los propios recursos de resiliencia", ha señalado esta psicóloga.

Onandi ha hecho estas declaraciones a Europa Press con motivo de la celebración de las XII Jornadas Estatales de Psicología contra la Violencia de Género que tendrán lugar el próximo 19 y 20 de noviembre en el Paraninfo del Campus de la Merced, en la Universidad de Murcia, organizadas por el Colegio General de la Psicología de España y por el Colegio Oficial de Psicología de la Región de Murcia.

ABORDAJE PSICOLÓGICO

Al ser preguntada por cómo se puede abordar la violencia de género desde el punto de vista psicológico, Onandi ha aclarado que la violencia "es la máxima expresión de la desigualdad entre hombres y mujeres y es el resultado de la creencia de que el hombre es superior a la mujer, que es su posesión y que puede tratar a la mujer como considere".

"En el contexto social patriarcal que da lugar a la violencia de género, la mujer tiene tan asumida su posición subordinada que vive con sensación de fracaso y culpabilidad su situación y tiende a justificar al agresor y a responsabilizarse del descontrol y enfados, sintiéndose, incluso, merecedora de represalias", tal y como ha manifestado esta experta.

Por ello, ha señalado que la intervención psicológica ha de incluir la mirada de género, que implica "desmontar prejuicios, falsas creencias y estereotipos que solo pretenden ubicar los malestares en lo personal y patológico".

El trabajo terapéutico incluirá un recorrido por los mitos del amor romántico, por el contexto de socialización que mantiene los estereotipos de género y el cumplimiento de las expectativas de cómo ser mujer, tal y como ha precisado Onandi.

ESTRATEGIA CON LAS VÍCTIMAS

Al ser preguntada por la estrategia a seguir en el caso de las víctimas, Onandi señala que el tratamiento pasa porque tomen conciencia de la violencia padecida, de los efectos en su salud y que visibilicen la trama de pequeños e invisibles abusos soportados y la habituación a los mismos.

Asimismo, han de visualizar "las falsas creencias, los deberes y lealtades asumidos sin la menor conciencia de ello que han creído 'normal', pero que en realidad han funcionado como peldaños de la progresión ascendente de la violencia".

"Sólo así pueden entender cómo han llegado a esta situación y encontrar respuestas y causas, a lo que les está pasando, empezando a atribuir su malestar emocional, sus trastornos inespecíficos de salud, toda su sintomatología a los efectos de una relación perversa, y no a sí mismas, a su personalidad o a su forma de ser", tal y como ha manifestado Onandi.

Así, cuando las víctimas toman conciencia de que sus malestares están relacionados con la violencia sufrida, "es cuando empiezan a aliviarse de la culpa y la confusión, es ahí cuando empieza su recuperación", añade.

SECUELAS EN LAS VÍCTIMAS

Onandi ha precisado que las principales secuelas en las víctimas son "emocionales y afectivas" como, por ejemplo, la baja autoestima, problemas de identidad, una autoimagen distorsionada, desaprobación de sí mismas.

Además, presentan "sentimientos de culpa y mucho miedo", según Onandi, que indica que la culpa que sienten "las suele paralizar y no les permite mirar hacia adelante y avanzar". Asimismo, a raíz de las amenazas del agresor "desarrollan tensión constante, hipervigilancia y miedo".

De la misma forma, las víctimas sufren aislamiento emocional, "hasta el punto de que llegan a creer que lo que están viviendo solamente les sucede a ellas y que nadie las comprende", según esta psicóloga.

Igualmente, las víctimas desarrollan dificultad para reconocer y expresar emociones; así como ansiedad, pesadillas, depresión, hipervigilancia, embotamiento emocional, irritabilidad, ideas de suicidio, trastornos del sueño y respuestas emocionales exageradas.

TRATAMIENTO PARA LOS HOMBRES VIOLENTOS CON SUS PAREJAS

Al ser preguntada por los agresores, Onandi ha manifestado que se puede trabajar con ellos de la misma manera que se trabaja con las mujeres víctimas: con ellas "en un proceso de deconstrucción de sí mismas por todos los mandatos que han interiorizado durante el proceso de socialización colocándolas en un lugar subordinado que las hace vulnerables y las expone a situaciones de violencia". Y con ellos, ha explicado que "reformulando todos los estereotipos y expectativas que en ese mismo proceso socializador les atribuye un lugar de privilegio y poder desde el que se legitima la violencia que puedan ejercer contra sus parejas".

De hecho, Onandi ha precisado que hay varios programas desde los que se está haciendo intervención con hombres violentos con sus parejas y que están dando buenos resultados.

Por ejemplo, ha citado el Programa Gakoa en la Comunidad Autónoma vasca, que se aplica a aquellos hombres que han sido condenados a dos años o menos por agredir a parejas o ex parejas y cuyas penas se traducen en trabajos en beneficio de la Comunidad. "El programa se ha mostrado eficaz y logra reducir la tasa de reincidencia a un 8%, mientras que la del colectivo de agresores que no siguen el programa se mantiene en un 20%", según la psicóloga.

GAKOA es un programa de rehabilitación dirigido a hombres condenados por violencia contra la mujer, a menos de dos años y que no tienen antecedentes. Personas a las que se les aplica una intervención individualizada dirigida a que los victimarios, se responsabilicen de los hechos cometidos, reconduzcan sus conductas violentas, tomen conciencia del dolor que provocan, modifiquen sus creencias machistas y empaticen con las víctimas.

Asimismo, la Rioja está desarrollando un programa en el que, por un lado, trabajan con varones condenados a trabajos en beneficio de la comunidad por delito de violencia de género y, por otro lado, están accediendo de forma voluntaria al programa usuarios mayores de 16 años que están ejerciendo violencia o en situación de riesgo de ejercerla y que son derivados por el Centro Asesor de la Mujer.

Onandi también cita el Programa Contexto, en la Comunidad Valenciana, que lleva 15 años dando visibilidad a la necesidad e importancia de trabajar con los agresores como una forma de prevenir la violencia de género ofreciendo alternativas de conducta positivas.

En la Región de Murcia, explica que la asociación R-INICIA-T está llevando a cabo el programaPRIA-MApara agresores de violencia de género en medidas alternativas.

A PRIA-MA acuden aquellos hombres cuya condena judicial por violencia de género supone una pena inferior a dos años de cárcel siempre que no tengan antecedentes. En lugar de ir a prisión, el juez impone al penado medidas alternativas a su entrada a prisión enviándolos a una terapia psicológica -grupal e individual- que dura aproximadamente once meses y que llevan a cabo distintas organizaciones según cada Comunidad Autónoma.

En las XII Jornadas Estatales de Psicología contra la Violencia de Género se ampliará, en la mesa especializada de buenas prácticas, información más detallada sobre estos programas de intervención con hombres violentos con sus parejas.