El colectivo recuerda que la planta de purines de Navia se vendió como un opción para tratar el grave problema del vertido descontrolado de los purines en el Occidente, tras numerosos problemas reinicia su actividad con las mismas instalaciones, pero cambia completamente el objetivo y ahora se convierte en un gestor de residuos diversos, que para nada se parece a lo tramitado y anunciado a los vecinos.
"Tenemos el riesgo que como a la actual propietaria no le salgan las cuentas, va solicitar tratar más residuos cada vez más peligrosos, por los que se cobra más por tratarlos a costa de la salud de los que viven cerca", alertan.
Así destacan los ecologistas que en la última ampliación que acaba de publicar el Bopa se le permite usar otros muchos residuos que no son ni ganaderos ni vegetales que pueden arrastrar otros tóxicos al proceso para producir energía en el proceso de digestión y la quema final del subproducto.
"Al final se pretende convertir en una planta de tratamiento de residuos de toda la industria alimentaria, se aleja de resolver el problema de los purines de los ganaderos que era el objetivo inicial y para lo que se diseñó", concluyen.
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