Gustavo Santaolalla pronuncia mucho la palabra "oportunidad". Podría parecer por ello un recién llegado al mundillo artístico, pero lleva 40 años trabajando en lo que más le gusta y desde varios puntos de vista: productor, compositor y músico.

Él lo asemeja con el fútbol -su "religión"- y las distintas posiciones de los jugadores, "unas veces me toca patear y hacer goles y otras soy director técnico; me encanta el trabajo en equipo".

Es conocido, fundamentalmente, por haber hecho posible bandas sonoras de películas como

Brokeback Mountain o

Babel, por las que ganó dos Oscar de Hollywood.

"No fue el plan, pero aquello me dio una visibilidad muy grande", explica por teléfono desde Los Ángeles; tanta, que grandes figuras a las que él admiró durante años, como

Elvis Costello,

Madonna,

Sean Penn o

Brad Pitt, han acabado rendidos a sus pies.

Con los premios –15 Grammys, 1 Globo de Oro…-, no sabe muy bien qué hacer, "no me entran en casa". Esa faceta de alfombra roja está algo alejada de

sus otros proyectos, relacionados con "la escena alternativa latina". Uno de ellos es

Bajofondo Tango Club, un colectivo de argentinos y uruguayos que, desde 2001, hace "música contemporánea rioplantese", usando como base el tango tradicional y fusionándolo con electrónica o hip hop. Él toca la guitarra, la percusión y canta.

Santaolalla siempre supo que participaría en algo así por su "obsesión con el tema de la identidad". Necesita contar quién y de dónde es, algo que también hace

cuando produce a artistas como Juanes, Café Tacvba o Julieta Venegas. "Utilizo distintos fórums para expresar mi creatividad", añade. El grupo Bajofondo –ha tenido otros, como Arco Iris- le ha permitido además subirse de nuevo a un escenario, después de años sin tocar.

Nacido en Buenos Aires hace 57 años, este fanático del

Boca reside en California, aunque viaja "la mitad del año por todo el mundo". Cree que EE UU está en un buen momento después de haber tenido

"el peor gobierno de la humanidad, el de esos delincuentes de Bush, Cheney y Rumsfeld", que espera que algún día sean juzgados en una corte internacional. De

Obama resalta su inteligencia y sus "buenas intenciones".

Con Argentina, confiesa, está "desilusionado". Cree que su país está regresando a épocas siniestras como la de Menem –"debería estar preso"-, y eso a pesar de lo que supuso la llegada del matrimonio

Kirchner al poder. "No soy oficialista, pero he seguido su labor por los derechos humanos;

pero no son perfectos y han cometido errores muy grandes", continúa, "además, uno de los problemas de los argentinos es la falta de memoria".

El compositor, no obstante, se siente muy orgulloso de su tierra, que promociona con su trabajo allá por donde va. Pero matiza,

está sólo relacionado "con los contenidos", no con otros sectores del mercado como la distribución, que son los que están "en crisis". "La industria se quedó en la prehistoria; la revolución tecnológica iba a llegar tarde o temprano", sentencia. La música, sin embargo, "está mejor que nunca".