Según el autor, su representación artística trata de ser "como un altavoz para advertir sobre las consecuencias catastróficas que para el hombre comporta el uso inadecuado de los recursos del planeta".

Según ha indicado la Cámara en nota de prensa, la obra de Mallo forma parte de diferentes colecciones públicas y privadas, entre ellas la de Cajastur (Liberbank), la del Colegio Notarial de Asturias, Fundación Mapfre, Pinacoteca de Langreo, Ayuntamiento de Luarca o la de Plácido Arango de Madrid.