Jimmy Roca: el Denzel Washington extremeño

Es la punta de lanza de toda una generación de actores de color. Nació en Badajoz hace treinta y dos años y triunfa en el Teatro Pradillo de Madrid con “El Tren del Holandés”.
Jimmy Roca
Jimmy Roca
Jimmy Roca
Si a Jimmy Roca, una mezcla afortunada entre
Cuba Gooding Jr. y
Denzel Washington,le hubiera dado por nacer en Hollywood, podría haberse lucido enpapeles de brillante abogado criminalista, de despiadado agenteinmobiliario, de respetable hombre de familia o incluso de políticocorrupto. Lo malo es que a Jimmy le dio por nacer en
Badajoz hace treinta y dos años.

Hijo de emigrantes guineanos que vinieron a España cuando laindependencia del país africano, a Jimmy el gusanillo del teatro leentró pronto. Contra la opinión de sus padres, que querían que fuerafuncionario, se formó en el Estudio Internacional del Actor de Juan Carlos Corazza.

Como por aquel entonces no había papeles para hombres de color,durante su primera década como profesional tuvo que contentarse conhacer de hombre orquesta. Trabajó como bailarín, coreógrafo,presentador de televisión y hasta de monitor de aeróbic.

Un auténtico todoterreno

Entre otras cosas, acompañó a Quique Supermix en el programa musical «La quinta marcha» y fue Maxtor, el malo de «El gran juego de la oca». No fue hastahace tres años cuando protagonizó "El Traje", la película de Alberto Rodríguez. En ella Jimmyse ponía en la piel de Patricio, el protagonista, un emigrante pobre enSevilla a quien un día le regalan un traje que le cambia la suerte yque hace que todos le tomen por rico. De ahí surgieron papeles en «Los Serrano» y en "Atún y chocolate", la película de Pablo Carbonell.Ésta última le resultó especialmente grata, puesto que Carbonell le dioun papel «normal», de guardia civil, alejado de los estereotipos a losque parecen estar abocados los actores de otras razas.

Me he trabajado todos los acentos de África, e incluso he tenido quehablar como si fuera francés o alemán. Todo menos hablar con el míopropio

"Y es que si eres chino, latinoamericano o africano, has nacido enEspaña y te dedicas a la interpretación, no te queda más remedio quehacer de emigrante" Y a menudo de negro emigrante tonto. Eso lo sabebien Jimmy, quien a lo largo de su carrera se ha visto obligado aocultar sus orígenes una y otra vez. «Me he trabajado todos los acentosde África, e incluso he tenido que hablar como si fuera francés oalemán. Todo menos hablar con el mío propio».

Hace no mucho trabajó en una campaña de publicidad de Burger King:"Poder salir en la tele, anunciando una hamburguesa, y hablando deforma normal, sin tener que anunciar chocolate ni cosas similares, fueun regalo del cielo".

«En el teatro y en el cine españoles la situación que ves en lacalle no se normaliza, nunca ves a un negro haciendo de taxista o devecino, esto no existe». De ahí que le cause tanta satisfacción elpapel de Clay que ahora interpreta en "El tren del holandés". Esta obra, del autor afroamericano y activista político Amiri Baraka, dirigida por Pedro Casablanc, se estrenó el pasado jueves en el Teatro Pradillo de Madrid después de un año de gira por España y Argentina, y estará en cartel hasta el próximo domingo 18 de septiembre.

Lejos del sermoneo facilón que suelen esconder ese tipo de obras,"El tren del holandés" le ha permitido a Jimmy romper con el tópico deinmigrante pobre e inculto, y ponerle a un personaje negro su propiavoz. Pero también le ha permitido interpretar a un personaje con el quecomparte ciertas similitudes. Clay es un extranjero en su propia tierra, como el propio Jimmy, alguien que ha tenido que adaptarse al precio de renunciar inútilmente a una parte importante de su identidad.«Pese a haber nacido aquí, pese a haber pasado toda mi vida en España,no me hacen sentir como un español, me tratan como si fuera uninmigrante», confiesa Jimmy con resignación. O le tratan como a algo peor.

En la obra el personaje de Clay afirma que algunasmujeres se aferran a sus bolsos nada más verlo por la calle. Esto noestaba en el texto original, sino que es fruto de la experiencia delpropio Jimmy. También a él, como a Clay, le han abordado alguna vez porel mero hecho de ser negro, «por la etiqueta sexual que le han pegado a los de nuestra raza, por representar una experiencia diferente».

"Soy muy peleón"

Y es que no resulta fácil romper los tópicos que le hemos asignado ala figura del inmigrante. La propia novia de Jimmy, actriz y modelo, ytambién de origen guineano, tuvo que abandonar sus esperanzas de lograralgo en el mundo de la interpretación en España. Para algunos papelesresultaba demasiado guapa, «como si en algún lugar estuviera escrito que el inmigrante no pudiera serlo», y para lo único que la llamaban era para hacer de «princesa», y no precisamente de las de cuento.

El propio Jimmy también ha estado a punto de tirar la toalla variasveces. Pero como él dice con esa amplia sonrisa que le caracteriza, «soy muy peleón».Lo dice alguien que ha chupado mucho casting, y que sabe lo que son lascaras o los gestos de indisimulada sorpresa cuando leen en su ficha Eugenio José Roca,Badajoz, y ven entrar en la sala a un tipo negro y corpulento. Uno desus sueños sería interpretar a Cyrano de Bergerac, una de sus obrasfavoritas, o el Segismundo de La vida es sueño, para lo queestuvo ensayando hace muy poco. O ponerle acento gaditano a suspersonajes, como hizo con el papel de guardia civil en la peli de Pablo Carbonell.

Por el momento va por el buen camino. Le salen trabajos y a él noparece pesarle la responsabilidad de ser la punta de lanza de toda unageneración de actores negros -hasta ochocientos llegaron a presentarseal casting de "El traje-, que luchan por hacerse hueco en el teatro y en el cine españoles.

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