La mayoría de las grandes firmas no dijeron nada al respecto, pero Jacky Giami, el propietario de Key Largo, una tienda de ropa deportiva donde se venden pantalones de chándal a 600 euros, denunció los hechos al diario Le Parisien. "Ella no es el tipo de cliente al que usted le pide una garantía a la hora de llevarse prendas", decía Giami.
Finalmente Jacky Giami recuperará su dinero gracias a un acuerdo logrado después de que se emitiera una orden de incautación de los bienes de la princesa. Parece que durante la operación, el cónsul saudita apareció en persona y entregó un cheque por la suma total que se adeudaba a Key Largo.
Acuerdos económicos
La princesa se había encerrado en su suite del exclusivo hotel George V -que prácticamente pertenece a su sobrino- y aprovechaba su inmunidad diplomática. Su marido, aunque haya perdido ascendencia ante el rey Abdalá, se encuentra en la tercera línea sucesoria para ocupar el trono saudí. En 1995, la princesa ya fue interrogada por la policía estadounidense de Orlando por una presunta práctica de esclavitud encubierta a una sirvienta. El caso terminó con un acuerdo económico justo antes del juicio.
Dada la discreción habitual del negocio del lujo con sus clientes, algunos de los comerciantes afectados han acudido a la embajada árabe para ver si alguien paga la cuenta. Pero la embajada declina amablemente la invitación a pagar.
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